Hijos de la mar

La consejera de Bienestar Social del Gobierno canario, Inés Rojas, recalcó ayer ante los representantes del Senado que visitaron el centro de menores extranjeros de La Esperanza (Tenerife) que es necesario cambiar la legislación "para que estos chicos tengan garantizados sus derechos, también al cumplir los 18 años".

El Día, D.MERINO/AGENCIAS, Tfe, 05-12-2007

La consejera de Bienestar Social, Juventud y Vivienda del Gobierno canario, Inés Rojas, recalcó ayer ante los representantes de la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Senado que visitaron el centro de menores extranjeros de La Esperanza (Tenerife) que es necesario cambiar la legislación vigente en esta materia, “para que estos chicos tengan garantizados todos sus derechos mientras son menores y también cuando cumplan la mayoría de edad”.

Canarias pretende que en la próxima legislatura se cree un Estatuto del Menor Inmigrante que aborde esta cuestión como un problema de Estado y diferenciando la situación de éstos de la de los nacionales, ya que la Ley del Menor (de 1996) se aprobó antes de conocer el fenómeno respecto a los menores inmigrantes.

En el caso de que haya algún cambio en el estatuto jurídico de los menores es algo que depende del ministerio de Justicia y, en principio, se presenta complicado que haya un estatuto para españoles y otro para inmigrantes.

La presidenta de la Comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Senado, Lentxu Rubial, manifestó ayer que el Gobierno de España sabe que Canarias es la puerta de Europa para los inmigrantes subsaharianos. En este sentido, indicó que el Ejecutivo central está ocupado en llevar a cabo los traslados de algunos de los menores que se encuentran acogidos en el Archipiélago. Además, afirmó que los menores no inmigrantes no acompañados “no son un problema de Canarias, sino un tema de solidaridad entre todas las comunidades” e hizo hincapié en que la colaboración entre ambos ejecutivos es bastante buena".

Rubial hizo estas declaraciones antes de la visita que los miembros de la Comisión realizaron al dispositivo de emergencia de La Esperanza, en el marco de las invitaciones cursadas por el Gobierno canario a distintas entidades y organismos estatales y europeos con el fin de que conozcan de primera mano la situación.

Al respecto, aseguró que los senadores “ya conocían la situación por papeles”, así como que en 2006 se procedió al traslado de 500 menores a otros lugares de España, pero destacó la “dureza” de ver las condiciones en que estas personas tienen que desplazarse, “sin sus padres, pero buscando una vida mejor”.

Por su parte, Patricia Chevaller, educadora responsable de uno de los módulos de menores extranjeros no acompañados de La Esperanza (Tenerife), aseguró hoy que lo más difícil de sobrellevar son los conflictos racistas entre los chicos, que en su mayoría han llegado a las islas en patera.

Esta educadora indicó que entre los chicos que están en el centro surgen conflictos racistas entre bereberes y saharauis o senagaleses y marroquíes".

Patricia Chavaller hizo estas declaraciones cuando miembros de la comisión de Trabajo y Asuntos Sociales del Senado visitaban acompañados por la consejera canaria de Bienestar Social, Inés Rojas, el dispositivo de emergencia para la atención de menores extranjeros no acompañados que gestiona el Gobierno de Canarias en Tenerife. El problema de racismo es más bien “entre ellos mismos”, dijo Chevaller, quien considera que el trato que se dispensa a los menores es bueno, aunque “la comida sea de catering y los propios chicos digan que comen potaje todos los días”.

Otro de los problemas en los centros de acogida, a juicio de Chevaller, es la diferencia de edad entre los chicos, pues “los más mayores pegan a los pequeños”, pero eso siempre ha pasado en cualquier familia, indica.

Respecto a la educación que reciben, Chevaller explica que una vez que se logra salvar la barrera del idioma con las clases de español por las mañanas se les va escolarizando por niveles, y si demuestran que tienen buena actitud pueden ir a estudiar fuera del módulo.

Por lo general tienen buen comportamiento, añade, nunca hay un menor solo fuera del centro, y saben bien que “desde que metan la pata se les quita la formación”, explicó.

La educadora dijo también que desde agosto de 2006, una vez al mes, cada chico tiene un bono de 50 euros para que se compren ropa en una tienda concreta y allí puede elegir lo que le guste, y como a cualquier niño de su edad les gusta la ropa de marca, pero no tienen falta de ropa.

La atención médica la dispensan educadores en los tres turnos, si es que necesitan un tratamiento específico, y en caso de una emergencia se les traslada al hospital por urgencias.

Además, en caso de tener familia en la Península pueden ir a visitarles, precisó Chavaller.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)