«El rap retrata la violencia porque es lo que se vive en EEUU»

El Mundo, FRANCISCO CHACON, 03-12-2007

El ex líder de los Fugees, Wyclef Jean, retorna con ‘Carnival II’ y colabora en vivo con Javier Limón y Chambao MADRID. – La guerra al purismo es el único conflicto que alienta con toda la voluntad del mundo Wyclef Jean, el rapero nacido en el Haití profundo y catapultado a la galaxia del éxito desorbitante por obra y gracia de los Fugees. El y Lauryn Hill dieron lustre a esta banda neoyorquina de la década de los 90, que rompió los hits parades de medio planeta con su álbum The score (18 millones de copias vendidas), donde destacaba una fastuosa versión del clásico de Roberta Flack Killing me softly. Sólo un año después, el cantante volvía a la palestra con su primer disco en solitario, Carnival, donde le arropaban los Neville Brothers o la mismísima Celia Cruz.


Y ahora aquí está de nuevo. Con el segundo volumen, subtitulado Memoirs of an immigrant (Sony). Un compendio de hip hop absolutamente globalizado, con guiños a otros ritmos y colaboraciones de músicos como Serj Tankian (de System of a Down), Paul Simon, Mary J. Blige, Norah Jones, Daniela Mercury y Shakira (con la que arrasó cantando a dúo Hips don’t lie).


Falta de prejuicios, por tanto, en un Wyclef Jean más que instalado en la cumbre, pero sin perder de vista ni el mestizaje ni las raíces.


Lo atestiguó hace unos días en Madrid, donde encabezó la primera velada que se organiza en España de las denominadas Hilfiger sessions, es decir, conciertos patrocinados por la firma estadounidense de ropa y complementos. Fue toda una jam el concierto que se celebró en el Pachá, donde se dieron cita también Javier Limón y La Mari, de Chambao. Una especie de max mix a golpe de heterodoxia. Rap y flamenco de la mano, mirándose frente a frente. Un cóctel con ingredientes como la sucesión de acordes y estrofas de Bang bang (my baby shot me down), de Nancy Sinatra, el himno cubano Guantanamera y dos apelaciones a la gloria de Bob Marley (Get up, stand up y No woman, no cry).


Jazz en la ‘high school’


«Me gustaría que la gente escuchara Carnival Vol. II y pensara en Summertime, de Gershwin, o Supernatural, de Santana. Yo crecí escuchando jazz en la época en que iba a la high school. Después de eso, siempre me interesó la búsqueda de lo nuevo. Pero las raíces tienen una gran importancia porque, si no sabes de dónde vienes, no sabes adónde vas. Yo sé que mi alma está en Africa», declara Wyclef Jean evidenciando que es un devoto de la fusión.


Una actitud abierta y positiva que contrasta con la violencia que subyace en otros estandartes del rap. «Crecí en Brooklyn y un día, cuando tenía 14 años, me dispararon en una pierna. Todavía tengo la marca [se sube el pantalón para mostrarla]. Era casi imposible salir a la calle y no ver a un muerto tirado en la acera. El rap retrata la violencia porque es lo que se vive en las calles de las ciudades norteamericanas. Lo que no hace ese tipo de rap es reflexionar sobre lo que podría hacer el Gobierno para solucionar el problema: más escuelas, más facilidades para encontrar trabajo, etcétera».

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