Otra vez disturbios

El Periodico, SAMI Nair, 02-12-2007

Noviembre 2005 – 2007: nada ha cambiado. Continúan los disturbios en los suburbios. De hecho, nunca se han detenido. Por supuesto, no hay muertos cada día, pero sí hay fuego, coches calcinados, batallas campales con la policía, miedo, violencia, separación social, el desespero de toda una generación de adolescentes, pero también de los mayores (les llaman los ancianos) y, por último, de los padres. Francia va mal. Muy mal. Ahora son dos adolescentes muertos en un accidente de carretera con un coche de policía. Esta vez, al contrario de lo que sucedió en el 2005, aparentemente se trata de un accidente, de un verdadero accidente. Y, no obstante, la reacción de los barrios de la marginación también es igual de dura. En resumen: “Es la guerra, no el cine”, dice un cabecilla guerrillero. Francia va mal.
Ambiente: el odio radical. El que se produce después de grandes, muy grandes decepciones, que se alimenta de los fracasos, de las exclusiones, de las ganas de ser normal, de la mirada de la sociedad. De la mirada de los otros, que te estereotipa en la categoría de los inútiles, de los perdedores, de los fracasados. El de la cólera, de la violencia, de la delincuencia, de la desaparición de las normas, de los valores.
Poblaciones: jóvenes pobres de ciudades pobres, aunque existan los sistemas sociales mínimos; jóvenes de orígenes múltiples, todos prisioneros de las mentiras de la Repú –
blica; jóvenes descendientes de la inmigración del África negra, del Magreb, de Turquía, de Asia, pero también hijos de origen francés, hijos de trabajadores sin empleo, abandonados por la mundialización.

CAUSAS:son infinitas. En primer lugar están las promesas no cumplidas: el paro en Villiers – le – Bel dobla el de otras partes, la vivienda es vetusta, la desolación cultural es la norma; el encierro territorial, generalizado; los transportes, malos; los salarios, muy bajos, cuando se tiene la suerte de tener un empleo. El programa de “renovación urbana” propuesto en el 2003 por Jean – Louis Borloo, exministro de Trabajo, que prevé la construcción de 250.000 viviendas y la renovación de otras 400.000, todavía no ha visto la luz. La utilización de personalidades surgidas de la inmigración, como Fadela Amara, tampoco ha funcionado: en los suburbios están consideradas traidoras.
Problemas de fondo: ¿por qué hay todavía violencia? Sin duda, no faltarán las interpretaciones racistas, pues además corresponden a lo que piensa una parte de la derecha y de la extrema derecha francesas. No obstante, esta mirada engendrada por falsas explicaciones es la que, en parte, está en el origen de la violencia. A fuerza de separar culturalmente a estas poblaciones del resto de la sociedad, se crea una población contraria. Pero las razones del conflicto son mucho más simples: el encierro espacial; la territorialización, que impone a poblaciones enteras la marginación; la exclusión social que condena a estos jóvenes a quedar fuera del sistema de movilidad social: sus padres son pobres, ellos serán pobres.

MÁS
CAUSAS:la política del Gobierno, que quiere destruir todavía un poco más lo que queda del Estado social francés para agradecer la política ultraliberal preconizada por Bruselas, y, finalmente, esta sociedad de diversos estratos que se está instaurando: el de los grupos que se benefician del sistema en vigor (las élites financieras, los bancos, las grandes empresas); el de los que les sirven (los medios de comunicación, los profesionales de la política); el de los que trabajan para reproducir este sistema de dominación, ocupando empleos estables; el de los que, mal pagados, ocupan empleos precarios, el de los beneficiarios de las ayudas, que solo viven del subsidio de desempleo y de las diversas ayudas del Estado, y finalmente, abajo, en lo más bajo, están los que no tienen nada, los que no viven de nada; los excluidos de todo que no tienen nada que perder. Estos son los que se rebelan, estos son los que constituyen las clases peligrosas. Estos son los que queman coches y atacan a la policía, que a su vez les responde con la misma violencia: sí, la sociedad francesa va mal, y quizá la explosión social generalizada esté a las puertas de la República.
Traducción de Xavier Nerín.

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