La cara y la cruz del Informe PISA en España

Una región con escasos inmigrantes y siempre aferrada a la educación

Castilla y León tiene profesores motivados y una alfabetización de antiguo, dicen los expertos

El País, C. MORÁN - Madrid , 30-11-2007

El tiempo que se dedica a las asignaturas de ciencias en los institutos de Castilla y León es semejante al de otras comunidades, y algunos profesores echan en falta alguna horita más para dedicarla a cacharrear en el laboratorio, algo fundamental para perder el miedo y acercarse con pasión a estas disciplinas, como tantas veces recuerdan los expertos en didáctica de las ciencias.
¿Qué diferencia entonces a los alumnos castellanos, que explique sus destacados resultados en las últimas pruebas PISA?

No son los alumnos, coinciden algunos expertos y profesores consultados, pero la larga tradición académica de la región sí puede actuar, dicen, como una influencia decisiva. “Esta zona ha nutrido siempre de funcionarios a España, desde hace siglos. De curas, jueces, maestros. Es una larga tradición académica. No habiendo grandes propiedades que heredar, ni alto desarrollo industrial, las familias conceden más importancia a la escuela”, dice en primer lugar el catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca Mariano Fernández Enguita. Y apunta un segundo factor que, en su opinión, es decisivo para explicar estos resultados: “No hay inmigrantes en esta región, esto aligera las dificultades”, opina. Los resultados de Castilla y León, dice Enguita, siempre han sido altos.

Similar opinión tiene Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Educación de la Universidad Complutense. Manda la tradición, quizá. “Esto viene del siglo XIX, esa zona se alfabetizó antes que el sur y las tasas de escolaridad siempre fueron más altas. Ocurría en todo el norte, pero en Castilla y León llama más la atención porque era una zona más deprimida”, explica.

“Los historiadores de la educación dicen que en los pueblos pequeños, igualitarios en la distribución de la propiedad, se favorece la asistencia a la escuela”, añade.

De hecho, explica Carabaña, cuando hace 20 años se publicó la primera evaluación que comparaba los resultados de los alumnos que habían estudiado con la nueva ley educativa (LOGSE) y con la antigua, los datos para Castilla y León fueron buenos. En aquella ocasión se trataba de Lengua y Matemáticas.

Isabel Montero es profesora de Biología y Geología en el instituto María Moliner, de Laguna de Duero, a las afueras de Valladolid. Ella se explica estos resultados por el “buen trabajo que desarrollan los profesores en las clases”. “Es verdad, no tenemos muchos inmigrantes todavía, pero también es cierto que los profesionales son muy vocacionales, para los pocos medios de que disponen. Trabajan con entusiasmo, se vuelcan con sus alumnos y hacen atractivas las clases”, añade. Piensa que los niños reciben muy buena formación en primaria. Aunque cree que hay un bache en 1º y 2º de ESO. “Están en la adolescencia y ésa es una enfermedad que hay que pasar”, ríe.

Otro colega, el profesor de Física y Química Juan Carlos Gómez, que trabaja en el instituto Zorrilla de la capital castellanoleonesa, recurre de nuevo al profesorado para explicar estos resultados que colocan a su comunidad en lo más alto de la tabla entre las 10 regiones que se han autoevaluado con el método PISA. “Hay dos universidades con una gran tradición en ciencias que dan buenos profesionales y los padres siguen transmitiendo a sus hijos la importancia del estudio”, señala.

Castilla y León dedica un 4,2% del PIB a educación, por encima de la media española (3,9%), y unos 3.300 euros por alumno, también por encima de la media (2.900), con datos de 2002.

Pero quizá la tradición académica y el hábito social sean además dos factores a tener en cuenta; los mismos a los que otras regiones achacan sus mediocres resultados: algunas hacen un gran esfuerzo económico pero nunca contaron con una población que tuviera fácil el acceso a los estudios.

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