«Es un maníaco, no merece vivir»

ABC, 30-11-2007

POR ANA ANTOLÍN

FOTO JUAN CARLOS SOLER

ALICANTE. «Todos somos culpables», dijo la madre de Svetlana, Tamara Orlava, ante las cámaras de televisión, al tercer día de su llegada a España. Con esta afirmación, rehusó pronunciarse sobre la participación de su hija en el programa basura de Antena 3 «El diario de Patricia», en el que su agresor, Ricardo N., se le declaró cuatro días antes de agredirla mortalmente.

Tras el relato estremecedor que hizo Orlova – con la ayuda de un traductor – de los más de tres años de acoso y humillaciones con las que el ex novio de su hija consiguió un control total sobre ella, ésta pidió la pena de muerte para su asesino. Como esto no es posible en España, hizo un llamamiento a las instancias judiciales para que su asesino «se pudra en la cárcel el máximo tiempo posible. Que no pueda matar a más mujeres», rogó.

La madre, con el gesto roto por el dolor y la mirada desvaída, definió al agresor de su hija – con una orden de alejamiento también hacia su anterior pareja y que se declara inocente del asesinato – como «una persona violenta, un maníaco con problemas mentales». La mató «sólo porque no quería estar con él», acertó a decir con lágrimas en la mejilla.

Agarrotada ante un sentimiento de culpa que no pudo ocultar, dio a entender que en esta dramática historia la única inocente ha sido Svetlana, «una gran mujer y buena madre», recalcó.

Contó cómo la joven madre de un hijo de cinco años de una anterior relación trató de ocultarle los malos tratos a los que estuvo sometida, hasta que «no pudo más» y «me confesó que tenía problemas».

«Llama a un amigo en España»

El presunto asesino de Svetlana había instalado un sistema GPS en su móvil – una prueba, ahora, en manos de la Policía – con el que controlaba dónde estaba en cada momento del día, la acompañaba a todos partes en coche e, incluso, «la obligó a que dejara de trabajar». Explicó que su hija pensó en huir a San Petersburgo, donde estaba su casa. Pero «no pudo escapar» porque, pese a que le denunciaba, «pasaba poco tiempo en la cárcel y no le daba tiempo». Además, para evitar que le dejara, éste le había amenazado «con hablar con las autoridades españolas para quedarse con la tutela del niño».

De su testimonio se desprende que Ricardo dominaba su vida. Un día que la joven pensó que la mataría sólo pudo pedir auxilio enviando un SMS a su madre en Rusia. Él había restringido las llamadas de su móvil. En el mensaje, Svetlana escribió a su madre: «Ha intentado asfixiarme. Llama a un amigo en España para que envíe a la Policía».

Tamara Orlova, que podrá repatriar el cadáver de su hija y pagar los gastos del tanatorio gracias a la ayuda del Gobierno, del Ejecutivo valenciano y del Ayuntamiento de Alicante, quiere que antes el sacerdote de la iglesia ortodoxa, inaugurada hace poco en la población alicantina de Altea, celebre una misa en su menoria. Flanqueada por miembros de la Asociación de Inmigrantes de Países del Este, sacó fuerzas para agradecer el trato recibido.

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