El Ararteko advierte del riesgo de que la pobreza extrema se incremente en Gipuzkoa

Crece el número de inmigrantes, jóvenes y mujeres 'sin techo' Señala que los centros de atención están saturados y descoordinados

Diario Vasco, FERNANDO SEGURA, 30-11-2007

SAN SEBASTIÁN. DV. Gipuzkoa es cada vez más rica, pero al mismo tiempo el número de pobres extremos aumenta. Pese a esta opulencia, las personas que carecen de una vivienda, los ‘sin techo’, no disponen de una red de atención adecuada. Y, por si lo dicho fuera poco, el rechazo social hacia estas personas aumenta.

La llegada de inmigrantes, el incremento de los afectados por enfermedades mentales y el descenso brusco en el nivel de vida, bien por pérdida del trabajo o de la vivienda, son algunas de las causas que inciden en el incremento de la pobreza.

Este fue el panorama descrito ayer por el Ararteko en las Juntas Generales. Iñigo Lamarca acudió a la Comisión de Política Social a requerimiento de los grupos junteros para presentar el informe Respuesta a las Necesidades Básicas de las Personas sin Hogar y en Exclusión Grave, elaborado en 2005.

La petición de los junteros se realizó a comienzos del presente año, después de que un indigente muriera en San Sebastián en diciembre de 2006 sin que recibiera la atención adecuada, pese a las llamadas de alerta realizadas por un particular sobre el precario estado que presentaba esta persona, que durmió durante dos gélidas noches en un banco del barrio de Amara.

En Euskadi (datos de 2005) 1.800 personas padecen pobreza extrema. De ellos, 486 residen en Gipuzkoa. Se trata de ciudadanos que no disponen de hogar, es decir, viven en la calle. Como señaló ayer el Ararteko, se trata del colectivo más vapuleado de la sociedad.

Gipuzkoa dispone de 131 centros de atención para estas personas, con 1.135 plazas. De estas, 220 se destinan a la atención nocturna, 98 a la diurna y 160 en comedores. La cobertura en Gipuzkoa es del 0,08%, en Álava del 0,14% y en Vizcaya del 0,06%.

Hasta aquí, los datos puros y duros. Pero Lamarca no se limitó a desgranar estadísticas. Efectuó un diagnóstico de esta dura realidad social que, como mínimo, resultará incómodo para las instituciones.

El Ararteko señaló que los centros que atienden a estos colectivos están saturados y que las administraciones de las que dependen no están coordinadas.

Lamarca concretó que los albergues donde acuden los ‘sin techo’ para dormir se encuentran llenos. Este hecho, indicó, provoca que el número de personas atendidas sea superior al de plazas.

El informe describe que los recursos de alojamiento de corta estancia y los centros nocturnos «se encuentran al máximo de sus posibilidades». Añade que todas las personas y entidades consultadas han coincidido en que «la demanda es, con mucho, superior a la oferta y que existen personas no atendidas y otras atendidas indebidamente».

Los comedores destinados a este colectivo, según indicó Lamarca, también se encuentran saturados.

El Ararteko desgranó ante las Juntas algunas de las «debilidades» de la respuesta institucional ante la pobreza extrema. La descoordinación es uno de los principales problemas. El informe describe que «se producen duplicidades en la atención, no se optimizan los recursos, existe un escaso seguimiento de los casos y se tiene la sensación por parte de los equipos de intervención de estar constantemente ‘volviendo a empezar’».

Enfermos mentales

El panorama descrito por el Ararteko no invita al optimismo, máxime si se tiene en cuenta que la población en situación de pobreza extrema se va a incrementar. Los técnicos consultados para realizar el informe coinciden en señalar que el fenómeno del «sinhogarismo» irá en progresión, dada «la política de vivienda, el aumento de la vulnerabilidad social y los procesos de desmembramiento familiar».

Lamarca calificó de «inaceptable» que aumente «la exclusión en un contexto de crecimiento económico sostenido»,

El Ararteko indicó que el perfil de las personas que sufren pobreza extrema se ha diversificado. «Si los recursos no se adecúan a las nuevas situaciones, la distancia entre la realidad y la respuesta institucional crecerá».

Lamarca señaló que el incremento de la pobreza se explica por el cambio de perfil de las personas afectadas. Hace algunos años el arquetipo del ‘sin techo’ era un varón de edad media o elevada, solitario, soltero, alcoholizado y de bajo nivel educativo.

A este tipo de personas ahora se añaden inmigrantes, parados, toxicómanos, mujeres víctimas de maltrato, divorciados y enfermos mentales.

Una característica específica de los ‘nuevos’ pobres es su juventud. El informe indica que el perfil de joven sin hogar es variado. «Se trata de hombres y mujeres con toxicomanía, enfermedad mental o con la combinación de ambas situaciones. Jóvenes con graves conflictos familiares y situaciones de desarraigo social». En este grupo también se incluyen los extranjeros que alcanzan la mayoría de edad y abandonan los centros de menores.

La enfermedad mental adquiere una relevancia especial en el aumento de los ‘sin techo’. En un porcentaje alto son jóvenes entre los 18 y los 25 años que presentan un alto deterioro psíquico y físico derivado de un fuerte consumo de drogas.

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