Hay luz entre los árboles de Ceuta, una promesa de no deportar a ningún bengalí que tenga una oferta de trabajo legal. Pero para eso, los 33 ciudadanos asiáticos que llevan tres meses ocultos en un monte de Ceuta deberán volver al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) del que huyeron en agosto por temor a ser repatriados.

El compromiso de Interior lo obtuvo ayer Ferrocarril Clandestino – que representa a decenas de colectivos y más de 6.000 firmas de apoyo – en una reunión con el director del gabinete del Ministerio, Gregorio Martínez Garrido. Por debajo de la cita pendía la situación humanitaria y legal de 33 personas expuestas al frío del hambre y de una probable deportación a Bangladesh.

Pero ayer Interior ofreció algo que no había hecho en ninguna negociación anterior: que vuelvan al CETI, donde se estudiarán sus expedientes caso por caso y se analizarán sus ofertas de trabajo en la Península.

La red solidaria funcionó ayer tan en directo que el presidente de la Asociación Bangladeshí en España puso sobre la mesa 33 ofertas de trabajo relacionadas, en su mayoría, con la hostelería.

Así, si el Gobierno cumple su promesa de ayer y los contratos son legales, los 33 hombres pobres que salieron de su país hace cinco años buscando pan podrán empezar a cumplir su sueño y no ser deportados. «Es un avance. En principio, estamos satisfechos. Ahora estudiaremos durante dos días la situación con la comunidad bangladeshí y decidiremos qué hacer», contestaron anoche con una sonrisa precavida en Ferrocarril Clandestino.