La revuelta del cinturón de París se extiende e irrumpen las armas

El Periodico, ELIANNE ROS, 28-11-2007

La escalada de violencia en los suburbios de París a raíz de la muerte de dos adolescentes en Villiers – le – Bel se aproxima peligrosamente a la crisis del 2005. Como hace dos años, los disturbios se han extendido a media docena de poblaciones colindantes – – y a Toulouse, donde se quemaron unos veinte coches – – y su dureza sube de tono. Con una diferencia: por primera vez los grupos de jóvenes encapuchados utilizaron armas de fuego en sus ataques a la policía.
La noche del lunes al martes las escenas de guerrilla urbana se saldaron con unos 60 coches y un autobús quemados, edificios incendiados – – entre ellos dos escuelas y una biblioteca – – , comercios saqueados y 82 policías heridos, cinco de ellos graves. Para disuadir a los violentos y luchar contra el efecto de contagio, anoche las autoridades desplegaron a 600 agentes en Villiers – le – Bel. Entrada la madrugada, el balance de incidentes era mucho menor que las dos noches anteriores y los vehículos quemados eran una veintena. Según la policía, jóvenes de otros departamentos se desplazaron a la zona de los disturbios para reforzar a los grupos de encapuchados en su rebelión contra la policía.

LOS HIJOS, EN CASA
La otra medida disuasoria la puso en marcha el alcalde de Villiers – le – Bel, Didier Vaillant, quien lanzó un llamamiento a los ciudadanos para que sus hijos se quedaran en casa al caer la noche y pidió que los adultos salieran a la calle para unirse a los cargos electos del departamento y montar vigilancia al pie de los edificios públicos, que permanecieron iluminados toda la noche. En una comparecencia conjunta, los alcaldes de las poblaciones afectadas – – todos de izquierdas – – compaginaron la petición de sosiego con la denuncia de la situación explosiva que atraviesan los barrios difíciles. Una segunda marcha silenciosa atravesó ayer Villiers – le – Bel en memoria de los dos adolescentes.
“Los enfrentamientos han sido de una violencia extrema, hemos rozado nuevos dramas. Estamos muy inquietos. Hace tiempo que alertamos de que las cosas no mejoran. La banlieue entera es un polvorín”, clamó el alcalde de Sorcelles, François Pupponi. Los ediles reclamaron también “medidas concretas y eficaces para devolver la esperanza a los barrios”, además de reivindicar la recuperación de la policía de proximidad.
Fue justamente Nicolas Sarkozy, en su etapa de ministro del Interior, quien sustituyó la policía de barrio por la actual política de seguridad, más dura y represora. Sin embargo esta estrategia, aplicada en la creencia de que los jóvenes que cometen actos violentos se mueven todos en el ámbito de la delincuencia, no ha dado los resultados esperados. Al contrario, ha generado un clima de desconfianza entre la población de origen inmigrante y la policía. Y este clima, junto a un paro exorbitante, está en la base de los problemas de los jóvenes de los suburbios. La sensación de marginalidad que deriva de esta situación genera un odio que explota con la más mínima chispa. Exactamente lo mismo que ocurrió hace dos años en Clichy – sur – Bois tras el accidente mortal de dos adolescentes cuando huían de la policía.
En ese momento, los alcaldes ya denunciaron el divorcio existente entre la policía y los ciudadanos. Tanto los ediles como las asociaciones que trabajan sobre el terreno lamentan que los policías destinados a los barrios difíciles carezcan a menudo de experiencia y desconozcan el terreno. Ello explica que en los suburbios nadie crea la versión oficial de que la muerte de los dos adolescentes, que circulaban en una minimoto cuando chocaron con un coche de la policía, fue debida a un accidente.
La investigación del fiscal ha descartado toda responsabilidad de los policías en el choque, pero aún no está claro si incurrieron en un delito de falta de socorro. Los familiares de los adolescentes tampoco dan crédito a la versión oficial y han pedido una investigación judicial. Ayer se entrevistaron con la secretaria de Estado para las Ciudades, Fadela Amara, quien acudió a Villiers – le – Bel, pero rechazaron ir al Elíseo, donde hoy debían ser recibidos por Sarkozy. Recién llegado de su viaje oficial a China, el presidente tomará las riendas de la crisis.

CRIMINALES
Además de visitar a los policías heridos, el jefe del Estado ha convocado para hoy una reunión de urgencia del Gobierno para abordar la situación. A diferencia del 2005, cuando Sarkozy llamó gentuza a un grupo de jóvenes que protestaba por su visita a un suburbio, la reacción del Ejecutivo ha sido de gran cautela. Sin embargo ayer, ante las críticas de la oposición, los ánimos se caldearon.
El primer ministro, François Fillon, que visitó ayer la zona siniestrada de Villiers – le – Bel, no dudó en calificar de “criminales” a los jóvenes que han disparado contra la policía. Y advirtió de que en democracia “no hay venganza posible, sino que se hace justicia” al tiempo que afirmó que el Estado “peleará” para evitar el contagio de la violencia.
La ministra del Interior, Michele Alliot – Marie, se enfrentó a duras críticas de los socialistas en el Parlamento. Por su parte, la excandidata del PS, Segolène Royal, pidió que todas las fuerzas políticas se unan en una movilización conjunta contra la violencia.



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