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Mujeres de aquí y de allí

Marta Eugenia es argentina, Asmaa es marroquí y Fátima de Guinea Bissau. Estas tres mujeres procedentes de diversas partes del mundo y que viven actualmente en Bizkaia cuentan cómo ven a las mujeres vascas.

Deia, , 24-11-2007

marta Eugenia nació en Argentina. Fátima es de Guinea Bissau y Asmaa es marroquí. Hoy, la vida les ha llevado a vivir, trabajar, soñar, luchar y amar en tierras vascas, como otras miles de mujeres que llegaron de tierras lejanas para comenzar aquí una vida nueva. Muchas veces las chicas de Euskal Herria tendemos a opinar sobre ellas y a juzgarlas, en ocasiones basándonos en prejuicios. Pero, ¿cómo nos ven ellas a nosotras? Marta Eugenia, Fátima y Asmaa plantean aquí su punto de vista sobre las vascas y nos dan una de cal y otra de arena.

Marta Eugenia es Argentina, tiene 56 años y lleva en Euskadi desde 2001. Asegura que aquí las mujeres jóvenes tienen muchos menos prejuicios de cara a las extranjeras. “Con las jóvenes me entiendo mejor. Con ellas puedo hablar de igual a igual”. En cambio afirma que las más mayores y las de clase social más alta son mucho más intransigentes. “Las mujeres mayores te miran raro, te dicen que les vas a sacar los maridos. Son soberbias, creen que lo saben todo”, afirma segura, seria.

Asmaa es de Marruecos, tiene 39 años y lleva 2 años en el País Vasco. “A veces me miran como si fuera una ignorante. Pero yo tengo conocimientos, soy licenciada en Filología Inglesa, y eso es algo que les sorprende”.

Fátima Djarra es de Guinea Bissau, llegó en 2005 al País Vasco y hoy tiene 39 años. Coincide con Marta Eugenia con que las mujeres de más edad aquí son menos tolerantes. Es muy vehemente cuando habla de una ocasión en la que una señora le negó un trabajo cuando supo que era negra.

Otra de las sorpresas que se llevó Marta Eugenia cuando llegó aquí fue ver un movimiento feminista “muy radicalizado”. “Aquí la mujer se masculiniza y yo como feminista estoy en contra de ello. Pero luego lo entendí cuando conocí la historia social de aquí”, explica.

Estas tres mujeres son cultas y poseen estudios. En cambio, nunca pondrían su vida profesional por delante de su familia. Por eso, les llama la atención que aquí ese orden de prioridades tiende a invertirse. “Aquí las mujeres que trabajan tienen mucha responsabilidad, viven con presión”, afirma Asmaa. “He notado que no tienen hijos. La mayoría de las mujeres que trabajan no se casan, y cuando lo hacen no tienen hijos”, añade. Así, afirma que en su país las mujeres suelen trabajar en casa y destaca que no lo hacen porque el hombre les obligue: “Si el hombre gana lo suficiente, la mujer se queda en casa trabajando con los niños, porque es una labor con más valor que la que se hace fuera”, explica.

Fátima cuenta como en una ocasión, en un curso de geriatría al que asistió, le comentaron que había una señora que no tenía familia. Fue algo que le impactó poderosamente: “¿Pero cómo es posible que una persona no tenga familia?” exclamaba. Marta Eugenia asentía escuchándola: “Yo veo que aquí hay mujeres que están mucho tiempo sin ir a ver a sus madres a la residencia”, aseguraba.

El amor es otro de los temas estrella dentro de cualquier conversación entre mujeres de cualquier parte del mundo. Según estas tres chicas, a los vascos nos falta expresividad y afectuosidad en nuestras vida en pareja. Y por supuesto, rechazan y no les entra en la cabeza la violencia de género. “Me sorprende que haya mujeres que mueran así. En mi país no hay violencia de género”, afirmaba Fátima. En cambio, Marta Eugenia explicaba que “en Argentina la violencia contra las mujeres es psicológica. Nos psicopatean. Son más sutiles pero igualmente efectivos”.

¿Y qué dicen estas chicas de la moda? Pues que las mujeres vascas son elegantes. Sobre todo las más maduras. “¡Algunas de las jóvenes son un desastre!”, exclamaba Marta Eugenia. “A mí me llamó la atención que aquí las mujeres mayores no aceptan su edad y quieren estar guapas siempre. Hay mujeres de 90 que se visten como las de 20”, decía Asmaa.

Y si a nosotras, las chicas made in Euskadi, nos llaman la atención las mil y un trencitas que llevan las chicas africanas o las lacias y larguísimas melenas que coronan las cabezas de las peruanas, estas tres chicas tienen muy claro que existe un peinado “a lo vasco”. “Aquí casi todas las mujeres llevan el pelo corto, hacia arriba ¡y rojo!”, exclamaba riendo Marta Eugenia. Fátima le da la razón. “Cuando llegué aquí pensé que de cada cinco mujeres que veía, tres llevaban el pelo rojo. ¡Eso es una cosa de vascas!”, ríe expresiva Fátima.

Pero a pesar de todo, estas tres mujeres consideran que por estos lares las neskas tenemos muchas cosas buenas. “Yo a las mujeres vascas las veo luchadoras. Les resulta muy difícil conciliar el trabajo y la familia. Todavía están en esa búsqueda de equilibrio”, afirma Marta Eugenia. “Lo que les veo es mucho gesto adusto. Deberían sonreír más, que se sintieran más seguras de ellas mismas. Son muy luchadoras y si pudieran tendrían grandes familias. Pero no pueden porque la competencia es muy dura y no tienen facilidades”. Fátima destaca la misma cualidad: “Lo mejor que me enseñaron aquí es a luchar. Observo cómo luchan y eso me gusta mucho de ellas”. Asmaa la escucha en silencio y asiente.

“Cuando aquí te encuentras a mujeres que han superado los prejuicios son maravillosas”, dice Marta Eugenia. “Las jóvenes que he conocido están en plena búsqueda y me alegro. Algo van a encontrar. Y seguro que bueno”, concluye sonriendo.

“Aquí las mujeres viven con presión. La mayoría de las que trabajan no se casan ni tienen hijos”

“En Argentina la violencia de género es psicológica, más sutil pero igual de efectiva. Allí te ‘psicopatean’”

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