Dos falsos sanadores roban joyas a enfermos con ritos de brujería

La Policía Nacional detiene a un guineano y a un senegalés que saqueaban a sus víctimas metiendo su dinero y bienes en un cofre para «purificarlos»

La Verdad, ANTONIO LÓPEZ, 23-11-2007

Lo tenían todo sumamente estudiado. Se aprovechaban de personas con enfermedades o graves problemas afectivos y laborales desesperados por encontrar a alguien que les pudiera ayudar. De esta forma actuaban un guineano y un senegalés detenidos por el Grupo de Delitos Económicos del Cuerpo Nacional de Policía de Murcia, que consiguieron apoderarse de 47.000 euros haciéndose pasar por sanadores, utilizando el procedimiento del timo de la brujería y el falso vidente.

Los detenidos son dos hombres identificados con las iniciales B. G. de 33 años y B. A. de 28. Éstos, en sus consultas, garantizaban a sus clientes la solución de problemas de salud u otros males, mediante diferentes ritos, utilizando magia negra. Para ello era necesario que los pacientes les entregaran importantes cantidades de dinero o en su caso joyas de valor, para conseguir que se «purificaran».

Durante la celebración del rito, todo el dinero lo introducían en un sobre, en pequeñas cajas de caudales de cartón, o también en saquitos de tela o simples envoltorios, y en presencia de los afectados realizaban una serie de ritos. Durante su transcurso, el supuesto brujo o falso vidente, con la ayuda de otra persona, que actúa como gancho, sustituía el recipiente que contenía las joyas o dinero, por otro con sólo recortes de papeles, de telas o incluso chinarros, según el peso, según manifestaron las mismas fuentes.

Les daban cambiazo

Una vez concluido el ritual, realizado en una habitación ambientada al efecto con la sola luz de unas velas rojas, les entregan el sobre o recipiente cambiados. Tras eso le daban cita para días después y les indicaban que no debían abrirlo para que surtiera efecto la magia.

Después los volvían a citar para otras entrevistas por las que les pedían llevar mayores cantidades de dinero. En ellas realizaban los ritos de magia negra e invocaban a los espíritus para la purificación definitiva. En algunos casos el dinero estafado ascendió a 3.500 euros por dos consultas y en otros a 44.000 euros el total del dinero entregado.

El modus operandi de los dos socios y sus ganchos era siempre el mismo. Llegaban a una ciudad, alquilaban un piso y allí montaban el consultorio. Incluso se anunciaban en los medios de comunicación locales para hacer público las ofertas de sus servicios, fijando precios bajos para la consulta inicial de unos 30 euros máximo.

Una vez instalados realizaban todas las operaciones que les era posible hasta que sospechaban que les podían pillar. Entonces marchaban a otra ciudad para seguir repartiendo falsas esperanzas.

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