El próximo 18 de noviembre los 33 bengalíes que huyeron del CETI para evitar ser repatriados a su país cumplirán 3 tres meses a la intemperie en los alrededores del pantano de García Aldave. Un tiempo en el que el clima ha acompañado, pero pronto llegará el invierno y el espacio donde habitan hace semanas presenta un aspecto insalubre. Ante esta situación, el delegado de Gobierno, anunció ayer que se realizaría una operación de limpieza en el entorno donde viven los bangladeshíes para «evitar» una afección sanitaria o un posible incendio. Según aseguró el delegado ya se les ha hecho llegar que su «postura de fuerza» no evitará la orden de expulsión. «Es un error», dijo García – Arreciado, «que piensen que pueden cambiar algo».

La odisea de los 33 bengalíes se inició al embarcar en un viejo barco en su país con rumbo a Dakar. Después de permanecer un tiempo en Senegal, pagaron a un grupo mafioso para poder entrar en Europa. Atravesaron el desierto del Sahara y entraron en Argelia, para posteriormente volver a embarcar con rumbo a Ceuta. En la mayoría de casos han pasado ya dos años en el CETI de la ciudad autónoma. Se hicieron famosos en todo el país tras redactar un comunicado a la desesperada para evitar su expulsión. Y ahí siguen.