Un curso analiza el papel de Canarias en el progreso africano

Canarias 7, , 14-11-2007

César J. Palacios
Tiscamanita
Ni en Davos ni en Hong Kong. El foro sobre África se celebró la pasada semana en Tiscamanita, de la mano de la Fundación Manuel Velázquez Cabrera. Contaron para ello con la presencia de un sabio senegalés, el profesor Amadou Ndoye. Su clase magistral evidenció lo complejo del problema africano.

El foro sobre África y Canarias concluyó en Tiscamanita por donde debía de haber empezado: con las palabras contundentes del presidente de Cruz Roja Fuerteventura, Gerardo Mesa, señalando el contrasentido de un tema sobre el que durante dos apasionantes horas se había explayado el nutrido grupo de vecinos que abarrotaban las reducidas dimensiones de la Casa del Maestro. «Los canarios somos africanos, por lo tanto no podemos hablar como si vivimos en otro continente. Nos guste o no deberíamos hablar de Canarias en África».

Sin embargo, con grandes dosis de realidad, Mesa aceptaba lo evidente: esto es Europa y África queda muy lejos, a nuestras espaldas.

La reunión fue en realidad una clase magistral, una de las 18 lecciones programadas por la Fundación Manuel Velázquez Cabrera a lo largo de los próximos ocho meses bajo el tema Retos y oportunidades del siglo XXI. Y para hablar del tema africano se contó con la presencia de un experto especialista, el senegalés El Hadj Amadou Ndoye, profesor de literatura española en la Universidad Cheikh Anta Diop de Daar, quien, ratificando ese desconocimiento de los canarios por África, recordó los viejos mapas españoles de geografía donde se colocaba a Canarias en el Mediterráneo, indefinición tras la que, en su opinión, había una clara intención de ocultar su africanismo.

Es cierto que ahora el Archipiélago mira a sus vecinos, pero con unos ojos diferentes, entre temerosos por la amenaza de la inmigración y codiciosos por lo que puede haber en esas tierras de negocio. A esto último se refirió la portavoz de Los Verdes de Fuerteventura, Montserrat Martín, quien le preguntó al profesor Ndoye cómo se veía desde Senegal esta llegada de inversores canarios. «Con preocupación», reconoció Amadou, pues, como en el pasado colonial, «África es percibida como una hacienda y una mina, presentándose Canarias como la plataforma de Europa y América para hacer negocios en el continente, igual que en los tiempos coloniales. Por eso aquí hay más interés por las relaciones económicas que por sus habitantes».

Las orillas se separan

Las diferencias entre las dos orillas son cada vez más grandes. Un canario es entre 15 y 20 veces más rico que un africano. «Si Canarias fuera un país independiente se convertiría en el quinto Estado más rico de África», asegura el profesor senegalés.

Y la influencia económica de Canarias allí es todavía muy pequeña.

“Algunos barrios son bombas sociales”

El lamento de Amadou Ndoye por una situación en su país tan injusta como peligrosa es el de muchos africanos: «Tratamos de encontrar un sitio en el comercio mundial, pero no se nos permite entrar en las mismas condiciones que tienen otros países. El Norte nos exige abrir nuestros mercados a los suyos aunque nos cierra las puertas a los nuestros, y así no podemos avanzar. Seguimos como en el tiempo de las colonias, sin poder controlar nuestras propias riquezas. Al final el campo se abandona, pues ya no es rentable, y las ciudades se llenan de jóvenes, pero allí tampoco hay trabajo, porque no hay industrias, y esos barrios se convierten en auténticas bombas sociales, donde a los más desesperados no les queda otro recurso que lanzarse a las pateras».

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