Las autoridades guineanas están, de momento, tranquilas porque uno de los principales traficantes de la red de inmigración clandestina asiática, al que denominan Achok, no está en el país. “Lo tenemos localizado entre Sierra Leona y Senegal. Sabemos que está reclutando a gente y que volverá a intentar nuevas salidas en barcos grandes de origen griego o ruso, pero desde que no está en Guinea el número de clandestinos asiáticos ha bajado”, explica a La Vanguardia un alto responsable de seguridad, que ha dirigido varias intercepciones de barcos chatarra que pretendían alcanzar las costas canarias. “Hemos comprobado que los barcos grandes están en aguas internacionales, no en el puerto de Conakry, y que les trasladan en piraguas desde puertos pequeños como Bousra, pero no tenemos medios para frenarles. Necesitamos ayuda, que Frontex – el dispositivo de vigilancia en el Atlántico que cubre hasta Senegal- llegue a Guinea”. La misma fuente explica que los asiáticos llegan en grupos, algunos por avión desde Arabia Saudí, pero la mayoría por la frontera terrestre desde Sierra Leona o Costa de Marfil y se ponen en contacto con la mafia.