Escena

La violencia estalla en las aulas

El Mundo, ESTHER ALVARADO, 14-11-2007

Seis jóvenes actores representan ‘El enemigo de la clase’ en el Teatro Lara La clase de 4ºG es el infierno. En ella no hay ser humano que se sienta a gusto. Los profesores la temen y los estudiantes la odian. Está sola y aislada, en un pasillo que ya no recorre nadie. En ella se han hecho fuertes seis alumnos. Seis desgraciados, despojos sociales de un barrio marginal que no les ha dado nada bueno. Allí esperan a su próxima víctima; cualquier maestro que por despiste, obligación o vocación se atreva a traspasar la puerta.


En el aula de 4ºG se da una paradoja curiosa: los chavales atacan a cualquiera que les quiera enseñar, pero a la vez están rabiosos por aprender. En esa situación tan tensa y caótica, plantean una especie de juego cruel: cada uno de ellos deberá dar una clase magistral a los demás.


La directora y también actriz (voz de Cher, Jane Fonda, Emma Thompson y Angelica Houston, entre otras), Marta Angelat, se interesó por El enemigo de la clase, la obra de Nigel Williams, por lo que había detrás de cada personaje: «Me interesaba que eran chicos vulnerables y solitarios».


Vigencia plena


La adaptación de la obra original, escrita en la Gran Bretaña de 1976, corre a cargo de David Desola, a quien le pareció una propuesta «interesantísima y de plena vigencia, pero muy arriesgada».


La violencia juvenil en las aulas (y fuera de ellas) que hoy aflora por todas partes es el hilo conductor de El enemigo de la clase. Los seis protagonistas principales la despliegan, la sufren, la acatan, la imponen, la aman y la odian durante los 90 minutos que dura la función.


Todos, a su manera, son violentos, pero, como no podía ser de otra forma, quien se autoproclama el jefe de todos es el más agresivo de la clase: Mazas.


Mazas es un pobre diablo tan iracundo como inteligente y tremendamente falto de cariño que destruye todo lo que tiene alrededor porque no sabe qué hacer con su vida y no tiene a dónde ir. Bernabé Fernández engrandece el personaje de Mazas y lo convierte en un verdadero chulo, un idiota de fuerza descomunal que no acata órdenes. Fernández domina a Mazas como Mazas domina al resto de personajes. Le enfurece, le ofusca, le cabrea, le envalentona y le lleva por todos los registros dramáticos hasta que termina, exhausto y roto, tirado en el suelo del escenario mientras reconoce que «pegar tampoco me sirve de nada, porque nada tiene sentido».


Lecciones


Pero antes ha hecho sufrir a todos los demás. Empezando por Conectinpipol (Javier Ambrossi), un chico «aparentemente alegre pero que por dentro está muy jodido», según el joven actor. Conectin juega a dar una clase de sexo que termina entre las burlas y el acoso de sus compañeros. El chico, el más sensible de los seis, acaba llorando encima de las taquillas.


La segunda clase la da Falafel (Ayoub el Hilali), un inmigrante marroquí que trata de transmitirles a sus compañeros la felicidad de las cosas sencillas como la jardinería. Su proyecto se estrella también contra la falta de objetivos de los demás. Sobre todo de Sapo, un aprendiz de neonazi que asegura, sin argumentos, que la «culpa es de los inmigrantes».


En un monólogo impresionante, Críspulo Cabezas desgrana toda una serie de ideas vacías y sobadas que evidencian un desolador desorden afectivo y que terminan siempre donde empiezan: en la inmigración.


Precisamente es el otro inmigrante de la clase, Chanas (Diego Fajardo), quien les da la única clase que les gusta. Chanas, un consumado pirómano, les habla de los incendios que provoca y que han llevado a su padre a echarle de casa.


La tensión que existe durante toda la obra entre Mazas y Bombilla (Eloi Yebra) estalla durante la clase de cocina que éste último ofrece a sus compañeros. Todo el odio de uno y otro se extiende por el aula como la masa del bizcocho que Bomba prepara sobre la maltrecha mesa del profesor. Y, como era de esperar, terminan a golpes.


El enemigo de la clase no es Bomba ni Mazas, ni el pirómano Chanas o Sapo, el nazi. «Estos chicos son violentos porque sus relaciones con los adultos no son constructivas ni positivas», explica Marta Angelat. Pese a lo sencillo que habría sido, los autores han apostado por no ofrecer una moraleja con la obra, como asegura David Desola: «Hemos querido plantear las preguntas para que cada uno busque las respuestas».


El enemigo de la clase


. Teatro Lara. Estreno jueves 20.30 horas. Seis únicas semanas. Miércoles y jueves: 20.30. Viernes y sábado: 19.30 y 22.30 horas. Domingo: 18.30 horas.

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