¿Racista?

La Razón, SILVIO, 13-11-2007

Es un hecho empíricamente comprobado que cuando un gitano y un payo se ven
envueltos en un incidente circulatorio, el individuo de piel más clara
termina en la mesa del forense. Al menos, en la Sevilla del siglo XXI. Le
pasó a la víctima de Farruquito, que iba a pinrel, y al celador del
hospital acribillado cuando se dirigía a su puesto de trabajo, que
manejaba el volante. Estos encontronazos se saldaron con dos muertos que
ya no volverán y con guante de seda judicial para los asesinos, cuyos
abogados retuercen ese sistema del que abominan para que, cuanto antes,
los dos calós salgan a la calle a aleccionarnos sobre cómo deben convivir
las dos culturas. El bailaor ya campa por sus respetos en permisos de
fines de semana; y el otro, va
   por el mismo camino. El juez que los
mantenga entre rejas recibirá el anatema: ultramontano, racista. Qué asco.
   

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