«Vine a Donostia para quedarme; a Marruecos sólo volveré de vacaciones»

Vive en un piso tutelado de emancipación. Estudió albañilería, trabaja en el pladur y tiene «novia de aquí»

Diario Vasco, JM. V., 12-11-2007

De los 14 año a los 16 acudía a diario al puerto de Tánger en busca de una oportunidad en los bajos de un camión. En uno de ellos hubo suerte. Málaga, Barcelona… y Gipuzkoa, donde llegó hace año y medio. Tarik ahora vive en Donostia. Comparte un piso tutelado de emancipación con jóvenes marroquíes y guipuzcoanos. Tiene «18 años y siete meses», los papeles en regla y de su boca apenas sale un hilo de voz en un castellano que «estudia para mejorar».



– ¿Cómo viajó de Marruecos a España?

– De Tánger a Algeciras fui debajo de un camión con otros tres jóvenes.

– ¿Y eso no es peligroso?

– Sí, pero ¿qué iba a hacer en Marruecos? Allí no hay nada.

– Algo habrá dejado atrás…

– Mi familia. Soy el segundo de seis hermanos y el único que ha emigrado.

– ¿Por qué se fue?

– En Marruecos no hay trabajo ni hay nada.

– ¿Una vez en Algeciras qué hizo?

– No teníamos nada. Sólo la ropa sucia. Anduvimos pidiendo dinero para comprar un billete de autobús para Málaga, donde estuvimos dos meses en un centro de acogida. Me fui porque estaba muy cerca de Marruecos. Me escapé solo a Barcelona. Allí estuve tres meses en otro centro y vine a Gipuzkoa, donde llevo un año y medio.

– ¿Qué hizo al llegar a Donostia?

– Buscar a un policía para preguntar dónde estaba el centro de acogida. Al final entré en una comisaría. Dije que era menor y que quería entrar en un centro de acogida. Me llevaron al hospital para hacerme la prueba de la muñeca y confirmar que era menor. Tenía 17 años.

– ¿A dónde le enviaron?

– A Tolosa. Allí estuve 25 días.

– ¿Qué tal fue la estancia?

– Muy mal. Es de los peores centros en los que he estado. Había algunos compañeros muy malos.

– ¿Se refiere a otros menores?

– Sí. Quitaban el dinero a la fuerza a la gente de la calle y a otros menores del centro. Eran pocos, consumían disolvente y daban mala fama al resto.

– ¿Cómo era el centro de Tolosa por dentro?

– Muy sucio y viejo. Estuve 25 días y al final me cambiaron a un hostal de Mondragon porque tenía problemas con esos chicos que se portaban mal. No me parecía bien que quitasen el dinero a otros chicos del centro.

– ¿Estudiaba algo?

– En Marruecos fui al colegio hasta los 14 años. Aquí hice un curso de albañil en Lasarte – Oria. Iba a diario desde Mondragon. Así es la vida. De Mondragon me pasaron a una pensión en Deba. Cumplí los 18 años y a comienzos de este año me llevaron a Casa del Mar de Trintxerpe, donde estuve cuatro meses en la residencia de personas mayores. Cuando cumples 18 años, si eres buena gente, no te dejan en la calle. Después pasé 25 días en un piso de Gros y hace tres meses vivo en un piso de Altza con jóvenes marroquíes y chicos de aquí.

– ¿Ahora trabaja?

– El curso de albañilería duró un año. Desde agosto trabajo en el pladur. Tengo contrato de peón y doy parte del sueldo para pagar la habitación.

– ¿Está en Donostia con intención de quedarse?

– Vine aquí para buscarme la vida. No pienso volver a mi país, salvo de vacaciones. Si regresara a Marruecos y trabajara, como mucho podría ganar 200 euros al mes. Hay mucha pobreza.

– ¿Manda dinero a casa?

– No, porque no tengo. Tampoco me lo han pedido mis padres. Si algún día me va bien, tengo pensado mandar algo de dinero.

– ¿Qué hace en los ratos libres?

– Tengo amigos donostiarras y marroquíes. Ahora tengo novia. Tiene 19 años y es de aquí. Comemos juntos, paseamos…

– ¿Qué espera del futuro?

– Trabajar con un sueldo digno para poder independizarme y vivir en un piso. Me gustaría casarme y tener hijos.

– ¿Tiene contacto con su familia?

– Cada dos semanas hablo por teléfono con ellos.

– ¿Y qué le dicen?

– Que están mejor, pero no les creo.

– Hay menores marroquíes que cometen delitos, ¿qué piensa?

– Que son unos pocos y que se deberían portar bien con la gente para lograr cosas como lo que yo he conseguido: un permiso para poder ir de vacaciones a ver a la familia. Iré el año que viene, porque todavía no tengo dinero para bajar.

– ¿Por qué cometen delitos?

– En Marruecos hay jóvenes más pobres que yo que ya delinquían allí. Vienen aquí y piensan que en España hay mucha riqueza. Sus padres les llaman pidiéndoles dinero y al final roban para mandarlo.

– Lleva dos años aquí, ¿se arrepiente de haber venido?

– No. Volvería a venir.

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