Almudena Solana novela la historia de una familia de emigrantes

El Mundo, EMMA RODRIGUEZ, 12-11-2007

«Quienes persiguen sueños tienen que estar en movimiento. Primero un paso, después otro», dice Almudena Solana al referirse a su segunda novela, Las mujeres inglesas destrozan los tacones al andar (Suma de Letras), un título glamouroso para una historia que tiene poco glamour, protagonizada por Louise, una hija de emigrantes gallegos en Londres que tiene más que ver con la Amelie cinematográfica que con la Bridget Jones en la que es fácil pensar en un primer momento.


«Me interesa engrandecer literariamente a esos personajes desfavorecidos que no son tenidos en cuenta, que no ostentan el poder ni deciden», señala Solana, quien en su opera prima, El currículum de Aurora Ortiz, optaba por una portera como personaje central que la ayudaba a reflexionar sobre el mundo del trabajo y sobre las pequeñas trampas de una sociedad más preocupada por el tener y aparentar que por el ser y el sentir.


La Louise de Las mujeres inglesas…, cuya voz y talante reflexivo tanto recuerdan a Aurora, trabaja en un Call Center, un centro desde el que informa de todos los atractivos de una ciudad como Londres a los que ella no puede acceder. Es como una Cenicienta que acaba haciendo realidad en cierto modo un cuento de hadas y para la que Solana acuña el término «felicidades asequibles», reivindicando el valor de esas pequeñas cosas que su personaje sí puede paladear y engrandecer.


«En una sociedad como la occidental, ahogada en la abundancia, hay demasiada gente entristecida, aquejada de falta de tiempo, de sueño, de ilusión… Algo se nos escapa y en la novela intento atrapar esa sensación», señala la autora.


Las mujeres inglesas… habla de pasos, de las suelas que gastan todos aquéllos que optan por moverse en la dirección de sus sueños. Los zapatos son una metáfora de muchas cosas en esta novela que afronta la emigración a través de las aventuras de tres generaciones desde los tiempos de la Guerra Civil hasta la actualidad.


Y es la tercera la que acaba cumpliendo los sueños de la primera. Es Louise, la nieta, la que justifica los esfuerzos de sus padres y de su abuelo, un zapatero gallego que cuidaba los zapatos de los dos bandos.

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