M2 / CRIMEN EN LEGAZPI

Lágrimas, rabia y dolor por Palomino

El Mundo, CARLOS MEDRANO, 12-11-2007

El joven asesinado vivía en Vallecas con su madre y su abuela y salía desde hacía un año con un grupo de ‘Sharps’. Sus amigos destacan su «calidad personal» y su compromiso contra el racismo La madre de Carlos Javier Palomino, se mostraba ayer inconsolable. La mujer no podía creer que su hijo hubiera perdido la vida, apenas unas horas antes, en una reyerta entre neonazis y antifascistas. Se encontraba con la dura labor de hacerse a la idea de su ausencia, con la única ayuda de su madre y de las vecinas que se acercaron hasta su puerta para darle el pésame. Palomino era un joven de 16 años que vivía con su madre y su abuela en un piso del barrio de Vallecas.


El joven era muy conocido en la zona. «Hemos sido vecinos toda la vida, hace un año era un chico muy tranquilo y un poco empollón, luego cambió de comportamiento y de estética cuando empezó a irse con los Sharps», comentó Marta (nombre figurado), una antigua compañera del colegio refiriéndose a la banda de extrema izquierda con la que solía salir. La joven de 17 años explicó que, «desde entonces, se metía en follones. Hace unos meses le vi con un brazo escayolado. Sin embargo, era un buen chaval».


Un amigo describió al fallecido como una persona alta y bastante fuerte. Una vecina del edificio donde reside su madre reveló que tuvo problemas familiares: «El padre se marchó de casa». Marta va mas allá: «En el colegio, todo el mundo sabía que sus padres no vivían juntos. Carlos contó en una ocasión, que él mismo tenía una denuncia pendiente por haber agredido a su padre». La ex compañera de colegio destacó que el joven les confeso que su madre había sufrido en varias ocasiones maltratos, una situación que acabó por sacar a Palomino de sus casillas y precipitó la agresión. «El otro día se encontró con su padre en la calle y le dijo que ni se le acercara», puntualizó Marta.


Actualmente, Palomino había dejado de acudir al colegio público Carlos Solé, donde debía cursar segundo de la ESO. Sus compañeros achacan esta prolongada ausencia a la actitud del joven dentro del centro de estudios. «No se metía en peleas pero, en tres o cuatro ocasiones, había puesto silicona en las cerraduras y creo que le acabaron expulsando dos veces. Finalmente dejó de venir».


La joven señaló que Palomino había visitado un reformatorio del que había vuelto recientemente. «Pero a pesar de todo, te aseguro que era un buen chaval con un gran corazón que no lo había tenido muy fácil», dijo.


«No era un pandillero»


Sus compañeros de los Sharps no podían creerse lo que había pasado. Nueve de ellos, se encontraban reunidos en un parque cercano a la casa del joven y meditaban sobre los acontecimientos de hacía unas horas. «No era un pandillero y nosotros tampoco somos una banda. Sólo íbamos a una concentración para protestar contra el fascismo y el racismo». Los amigos de Palomino se mostraron extremadamente indignados con su muerte. Según ellos, «Carlos tenía una gran conciencia social». La opinión mayoritaria era que «le han apuñalado en el corazón por intentar mejorar las cosas, es una injusticia».


En lo personal, Palomino no tenía novia, sus antiguos compañeros comentaron, con cierta nostalgia, que «prefería ir de chica en chica antes que atarse a nadie, pero era una gran tipo».


Los jovenes agregaron que le gustaba mucho el fútbol. Sus vecinos comentaron que era del Rayo Vallecano y que pertenecía a la peña de los Bucaneros, pero el grupo de Sharps desmintió este dato y aclararon que ahora prefería seguir los partidos del Fuenlabrada.


Los Sharps se mostraron crípticos sobre sus intenciones, pero manifestaron que no piensan quedarse quietos y que van a ofrecer un homenaje a Palomino en cuanto les sea posible. «Queremos mostrar nuestro rechazo por una muerte de la que el Gobierno tiene mucho que ver». Los jóvenes no comprendían como fue posible que se autorizara la manifestación de un grupo de extrema derecha.


«Carlos era un chico de familia obrera con escasos recursos económicos que quería que las cosas fueran mejor para todos y ahora un fascista le ha matado», concluyó otro de los jóvenes con los puños apretados.


LAS PRIMERAS CONDENAS, EN INTERNET


Minutos después de que se produjese el asesinato del joven antifascista los foros de internet de las páginas antisistemas echaban humo. La noticia corrió como la pólvora en la ‘red’. Las opiniones, para todos los gustos. La mayor parte de las personas que dejaban su opinión hablaban de atajar el problema de los fascistas y hubo más de una palabra gruesa al respecto.


Los internautas se apresuraron a convocar concentraciones en otras ciudades de España. Por ejemplo, en la web www.kaosenlared.net, se llamaba a la movilización a las siete de la tarde . En Barcelona, en la plaza de San Jaume; en Logroño, frente a la Delegación del Gobierno; en Valladolid, en la plaza Mayor y en Valencia en la plaza del Ayuntamiento.


Desde los foros nazis se ensalzaba la figura del joven ultra autor del asesinato. El motivo para tanto orgullo, que había sido atacado por una multitud de ‘guarros’ – así llaman coloquialmente a sus rivales antisistema – y había conseguido salir indemne.


En internet se ofrecía un relato hora a hora de lo que ayer ocurrió en la plaza de Legazpi y del posterior enfrentamiento entre fascistas y antifascistas en el distrito de Usera.

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