España ha llevado a las costas del occidente de África su lucha por controlar los botes llenos de migrantes africanos que parten hacia las Islas Canarias. Se calcula que solo en el 2006 ingresaron unos 20 mil de ellos.

Las Islas Canarias se han convertido en la principal puerta de entrada de emigrantes africanos para cruzar  hasta  España. Para lograr su objetivo,  se aventuran al mar en botes de madera para una travesía que les lleva entre diez  días y tres semanas. Un número desconocido   de ellos no logra llegar al final del viaje.

Un ejemplo. Esta semana se recuperaron los cadáveres de 45 africanos –la mayoría de Senegal– que  murieron víctimas del frío, sed y hambre luego de que la barcaza en la que intentaban llegar hasta Europa se averió.

Murieron  frente a las costas africanas, en el océano Atlántico, por culpa de una falla en el motor del bote   cuando navegaban a la altura de Marruecos;  98 personas sobrevivieron.  La embarcación había partido de Ziguinchor, al sur de Senegal, cerca del poblado de  Elinkine, el 16 de octubre pasado.

Este es, precisamente, uno de los puntos –con pobladores dedicados, en su mayoría, a la pesca– que más utilizan los africanos para cruzar a las Canarias.

Se calcula que solo en el 2006 llegaron más de  20.000 africanos a las islas,   el doble del año anterior.  Estos botes de pesca –llamados cayucos en España–  se han convertido en el método de transporte más común de los emigrantes indocumentados que llegan desde África.
En cada bote viajan entre 70 y  150 personas  que tratan de escapar de la pobreza y los conflictos.

 Algunos de los botes  están relativamente bien equipados, con dos o tres motores de 40 caballos de fuerza. Cargan barriles de combustible diésel debajo de sus débiles cubiertas de madera. En muchas de las embarcaciones  los emigrantes escriben mensajes de agradecimiento y oraciones   a Dios para que los proteja durante su travesía.

Los emigrantes son conducidos a congestionados centros de detención.
España ha pedido ayuda a la Unión Europea y a los países africanos para frenar la ola migratoria.