A las carreras entre suciedad

Diario de noticias de Gipuzkoa, 11-11-2007

n UNCA han tenido ningún problema con ellos. El único robo que han sufrido es el de un cable de cobre que utilizaban para montar el monitor de las carreras. “El mayor problema es el de la suciedad”, admitía ayer Javier Querejeta, vicepresidente de la Asociación de Automodelos de Gipuzkoa, Zentax.

Los miembros de esta agrupación viven hoy un día grande, sobre todo, una vez que echen a andar los coches en miniatura a gasolina que tanto cuidan y alcanzan los 100 km/h . Se celebra el campeonato de Euskadi de radiocontrol, que trae a la plana mayor de la modalidad.

Será una apretada carrera que tendrá lugar en un escenario bien concreto: el patio del antiguo instituto de Martutene, a escasos metros de las familias rumanas de etnia gitana que ocupan el edificio desde hace meses. “La relación con ellos siempre ha sido cordial, incluso te dan los buenos días, pero el problema es la suciedad”, recalca Tomás Aguado, presidente de la asociación, que trabajaba sin descanso para adecentar las instalaciones.

Nada menos que cien kilos de cal tuvieron que echar para poder “mitigar” en la medida de lo posible los olores y excrementos que rodean la pista donde tendrá lugar la deseada competición.

La escena resulta curiosa. Los miembros de esta asociación, que reciben hoy la visita del campeón estatal, se sienten como una familia pudorosa que hace todo lo que está en su mano por adecentar la casa ante una visita importante.

“Toda la porquería que hay por los alrededores no la podemos quitar. Hemos limpiado hasta donde podemos, por eso tenemos previsto poner un plástico negro para tapar toda la basura”, explicaba Querejeta.

La asociación guipuzcoana también cuenta con un campeón de España, Aritz Tamayo, en la modalidad de 235 mm, que hoy irá a por todas. “Esto no es jugar, aquí competimos y necesitamos unas buenas condiciones”, resaltaban los miembros de la asociación, sin dejar de limpiar a destajo la zona una y otra vez. En la recta de boxes tienen puentes de hierro. La caseta también está a tiro. No es que tenga objetos de gran valor, pero contiene una rotaflex, algún ordenador y pantallas. Pese a todo, insisten, las familias rumanas que viven aquí “jamás han tenido la tentación de robarlas”.

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