"Esta medalla es una invitación a seguir trabajando en la misma dirección que en estos 143 años"

Diario de Noticias, Ibai Fernandez, 07-11-2007

Pamplona. Joaquín Mencos ha participado en proyectos de cooperación internacional de Cruz Roja en Kenia, Etiopía, Sahara, Haití e Indonesia. Tras su experiencia internacional, compagina su labor como presidente de la organización con su trabajo en una empresa agrícola, algo que, admite, no todos pueden hacer. “Necesito varias vidas para llegar a todo”, bromea. Recuerda, en cualquier caso, que además del voluntariado hay otras formas de colaborar con la institución. “Haciéndose socio, por ejemplo”, subraya.

¿Cómo han recibido la noticia?

Con muchísima ilusión, y también con sorpresa. Llevamos 143 años trabajando, así que este premio es para los que estamos ahora, y para los que han estado todos estos años. Desde el primer voluntario, Nicasio Landa, hasta el último en entrar. Si este premio tiene alguna dedicatoria es precisamente para todo el voluntariado, el de ahora y el de siempre.

De alguna forma, es el reconocimiento a un trabajo bien hecho.

Aunque hacemos nuestro trabajo sin pensar en reconocimientos, esta medalla es una palmada en la espalda que nos invita a seguir por el mismo camino. Es como si nos dijeran que lo estamos haciendo bien, y que tenemos que seguir haciéndolo bien.

¿Es desagradecida la labor del voluntario?

Todo lo contrario. Nosotros trabajamos con los demás, estamos con la gente y, al final, es más lo que se recibe que lo que se da.

¿Y sociedad navarra es solidaria?

Hay un voluntariado muy comprometido, pero es evidente que si tuviéramos más, haríamos más.

Se dice que ahora somos menos solidarios.

Puede que haya menos voluntarios, pero por lo general la gente participa y colabora igual que antes. De todas formas, sí que hay un desconocimiento de lo que nos rodea, somos más individualistas. Y es algo a lo que nos tenemos que adaptar.

¿Y se puede hacer frente a ese individualismo?

Es una cuestión de desconocimiento. Por eso hemos puesto en marcha iniciativas que antes ni nos planteábamos, como el portal solidario , con el que queremos que los vecinos de un mismo edificio se conozcan y sepan dónde están las personas vulnerables para que se ayuden entre sí. Eso antes era natural y ahora no.

¿Es un problema de motivación?

Hay que incentivar a la sociedad, recordarle que es importante trabajar por los demás, que los demás nos necesitan. El bienestar depende de todos.

¿Cuál es el perfil del voluntario?

Lo más conocido sigue siendo el voluntario de uniforme, el que va en la ambulancia. Pero cada vez hay más personas mayores, jubilados con capacidad, formación y tiempo para ayudar. También hay un voluntario anónimo, que trabaja con personas mayores, con dependientes o con inmigrantes. Y esa es la mayor parte de nuestra actividad. Lo que se ve no es más que la punta del iceberg.

La colaboración, entonces, va más allá del mero voluntario.

Al margen de los 3.000 voluntarios, Cruz Roja cuenta con más de 10.000 socios en Navarra que creen en lo que hacemos, pero que no tienen tiempo para colaborar. Y lo que hacen es dar su aportación económica para que podamos desarrollar nuestra labor. Además, cualquier ciudadano puede ayudar a la institución comprando lotería o dando una pequeña aportación.

¿Ha cambiado mucho Cruz Roja en todo este tiempo?

Cruz Roja evoluciona con la sociedad. Hace 143 años sólo nos planteábamos el soporte sanitario en las guerras, cuando el servicio médico de los ejércitos era muy precario y la neutralidad no existía. Ahora, en cambio, hablamos de integración social, de inmigración.

¿El futuro pasa por lo social?

Es un área en la que seguimos creciendo, sobre todo en cuestiones como inmigración, personas mayores y dependientes. El medio ambiente y la cooperación internacional, tanto en desarrollo como en ayuda humanitaria, son otras de nuestras apuestas.

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