Italia ha empezado la semana con un goteo de expulsiones de rumanos fruto del controvertido decreto de Romano Prodi, que empieza a abrir brechas en su propio Gobierno. La UE, el Vaticano y algún ministro de Prodi alertan ya de la vulneración de derechos fundamentales que puede conllevar la nueva medida. El portavoz del comisario de justicia de la UE, Friso Roscam Abbing, recordó a Italia que “toda expulsión deber estar motivada de forma individual” porque “las expulsiones colectivas están prohibidas”.
A los primeros deportados rumanos durante el fin de semana se une otro que será repatriado en las próximas horas. La explosión de un artefacto en una tienda de rumanos cerca de Roma corrobora ayer el clima de crispación xenófoba que vive el país.
El decreto, que permite expulsar a quienes constituyan un peligro y disparen la alarma social, ha empezado a aplicarse con gran una celeridad. Las expulsiones empezaron muy poco después del atraco y asesinato de una mujer en Roma a manos, presuntamente, de un joven de Rumanía.
Mientras parece propagarse en toda la península una cierta “histeria colectiva” contra los rumanos, el primer ministro italiano recibirá mañana a su homólogo rumano, Calin Popescu Taricenau, al que expondrá los argumentos de “seguridad” que justifican el decreto.

BONINO, EN CONTRA
Las voces que cuestionan el decreto han empezado a retumbar con claridad. El Vaticano subrayó que “hay que superar la desconfianza general hacia los gitanos” y Prodi ya ha tenido que oír críticas de algunos de sus ministros. Es el caso de Emma Bonino que, pese a reconocer que el decreto “aplica una norma europea”, es “desconcertante el método usado, una aceleración emotiva lejana del rigor que las instituciones deberían mantener”. La política del Partido Radical se preguntó si “después de los judíos, albaneses y árabes, ahora toca tachar de criminales a los rumanos”.
“No a un autoservicio de la justicia”, rebatió Clemente Mastella, ministro de Justicia del Gobierno progresista, al recordar que “también los italianos fueron un pueblo de emigrantes, que llevaron cosas buenas y cosas malas, como la mafia a los EEUU”.