Inquietud en los vecinos

Los cirboneros están preocupados por las continuas peleas entre inmigrantes, algo habitual en los últimos años.

Diario de Navarra, TEXTO: D. CARASUSÁN. FOTO: B. ALDANONDO., 25-10-2007

INQUIETUD. Ésta fue la palabra que ayer repetían con insistencia los vecinos de Cintruénigo (6.800 habitantes), 24 horas después de que un grupo de sudamericanos tiroteara en la villa al vecino de origen argelino Djamel Mechahougui en un ajuste de cuentas por drogas.

Y es que este suceso es un episodio más de una larga lista de enfrentamientos entre inmigrantes, principalmente sudamericanos, que se remonta a principios de esta década y que se ha saldado con no pocos heridos, algunos por arma blanca, y con la muerte en 2006 del colombiano Johnny Polanco Vicioso, de 22 años, tras recibir un batazo en la cabeza.

El tiroteo del martes acrecentó la inquietud entre los vecinos, quienes ayer preferían no desvelar su identidad ante los periodistas «por precaución». El alcalde hizo un llamamiento el martes para mantener la calma.

«No somos racistas»

El tiroteo fue el tema principal en los corrillos de vecinos que se formaban durante la mañana de ayer en las calles de Cintruénigo. La noticia causó un fuerte impacto entre los cirboneros, pero no sorpresa. «Es extraordinario el hecho de que haya habido disparos, ya que nunca antes había pasado algo así, pero se veía venir», indicaron varios de los jubilados que se reunieron en su habitual tertulia matinal en Los Paseos.

Según apuntaron estos cirboneros, el aumento de los casos de violencia tiene relación directa con la llegada, desde hace cinco años, de un importante número de inmigrantes sudamericanos. Este factor fue apuntado por un buen número de los vecinos consultados ayer como causante de las peleas que con tanta asiduidad tienen lugar en Cintruénigo.

Pese a la inquietud generada por el último suceso, la mayor parte de los vecinos señalaron no sentir miedo. «Por ahora, la práctica totalidad de las peleas han sido entre inmigrantes. Cuando salimos a dar una vuelta por la noche con los amigos procuramos no ir a bares de música latina porque sabes lo que te puedes encontrar», afirmó un matrimonio de jóvenes que reside en Cintruénigo, que apuntó el problema de la droga como otra causa de conflicto. «Antes eran magrebíes los que llevaban todo este negocio, pero cada vez más está pasando a manos de sudamericanos», indicó la pareja.

En lo que coinciden los vecinos es que Cintruénigo no es una localidad racista. «El desarrollo económico de la villa se apoya, en gran medida, en los inmigrantes. Hay muchos más buenos que malos, pero es a estos últimos a los que más se ve. No somos racistas, pero hechos como el tiroteo del martes hacen que te tomes determinadas situaciones con más recelo que antes», señalaron varias vecinas.

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