La Comisión Europea presentó ayer a los Estados miembros un procedimiento normalizado para incentivar el acceso a la Europa comunitaria de trabajadores altamente cualificados, (los que disponen de una titulación superior y una experiencia no menor de tres años), de los que los sistemas productivos europeos denotan una carencia generalizada.

La propuesta contempla la creación de una ‘tarjeta azul’, émula de la ‘verde’ norteamericana, que facultaría a los candidatos cualificados de terceros países a trabajar un mínimo de dos años en la UE, en condiciones previamente definidas. Pasado ese periodo, el detentador de la ‘tarjeta azul’ podría desplazarse a otro Estado miembro, a prestar sus servicios, pero la carta deberá ser renovada. La preferencia comunitaria será respetada en todo caso, lo que significa que un ingeniero estonio tendría preferencia sobre otro indio, ante una oferta nacional.

La propuesta de la CE establece unos derechos homogéneos para los trabajadores de terceros países «comparable al de los europeos». Entre los derechos contemplados se cuenta el salario (deberá ser al menos tres veces el mínimo decretado en el país de acogida, o su equivalente) o el acceso a servicios o ventajas fiscales.