Ginebra. La contundente victoria del partido populista y antieuropeo UDC en las elecciones generales del domingo supone un giro definitivo en la vida política suiza y augura consecuencias para los extranjeros, el 20% de la población. Aunque según el sistema de poder el partido más votado no forma gobierno, el 29% obtenido por la Unión Democrática de Centro, proporción jamás alcanzada por ningún partido en Suiza, tendrá repercusión en el Ejecutivo colegiado, así como en su relación con los inmigrantes y la UE.

La UDC, que basó su campaña en agitar el fantasma de la inseguridad por la presencia de extranjeros, ha mejorado en 4,2 puntos su posición de 2003, cuando también fue el partido más votado (26,7%), y logra 62 de los 200 escaños del Consejo Nacional.

blocher gana en áreas galas El partido liderado por el xenófobo ministro de la Policía, Christoph Blocher, ha más que doblado su representación parlamentaria en los últimos ocho años. Su campaña muy agresiva, con mensajes simples como el famoso cartel de las tres ovejas blancas expulsando de Suiza a un congénere negro, ha calado en su base electoral natural, el medio rural y la Suiza alemana, y se ha extendido a las regiones francesas, ajenas a su cultura política, y la UDC se ha convertido en el primer partido en Ginebra, sede de decenas de organismos internacionales.

La caída del Partido Socialista a menos del 20% de los sufragios refuerza el peso relativo de la UDC, a lo que contribuye el estancamiento de la derecha clásica.

La victoria de la UDC salva la presencia de Blocher en el Gobierno, ya que no es factible que con estos datos el polémico dirigente sea vetado.

El peligro es que, como parte del gobierno cuatripartito, la UDC utilice el sistema, basado en consultas populares, para legislar. Blocher defiende planes como expulsar a delincuentes extranjeros – y a sus familia si son menores – y prohibir levantar minaretes o la libre circulación de rumanos y búlgaros. >efe