Tres días en el mar asida a neumáticos

El Universal, Alberto López, 21-10-2007

SAN FRANCISCO IXHUATÁN, Oax.&8212; La salvadoreña Noemí Estela Martínez Orellana estuvo 72 horas perdida en la laguna Mar Muerto. Lo primero que le dijo a Juan Toledo, un pescador de Cerro Grande, fue &8220;¡agua!, ¡agua!&8221;.

Era la una y media de la madrugada del viernes. Ella, asida &8220;a unos neumáticos&8221;, sobrevivió en el agua del mar. Por ratos se picaba las manos para ver si aún vivía. Durante su naufragio tuvo miedo de ser devorada por algún animal.

Sentada en la rústica cabaña en la pesquería de Cerro Grande, agradecida le dijo a su salvador Juan Toledo: &8220;A una lancha no me vuelvo a subir en mi vida&8221;. Temblaba por el frío de la torrencial lluvia nocturna.

El pescador la encontró desnuda y gateando en la orilla de la playa de Aguachil. Gritaba y pedía ayuda, narra el pescador; entonces, repuesto de la sorpresa, la subió en su cayuco, después a un caballo y en su casa le ofreció ropa de su esposa y café.

El violento oleaje le arrancó toda la ropa. Así la halló Juan Toledo, quien esa noche había desafiado la lluvia y salió a pescar camarones y algunos peces de las variedades conocidas como liza y bagre.

Ella, en medio de la tarde que se convertía en noche del martes, alcanzó a ver &8220;a cuatro más&8221; que estaban vivos. Sin embargo, después no los volvió a ver. Nunca supo de ellos mientras el oleaje la acercaba a la playa de Aguachil.

Gracias a ella, quien fue encontrada por Juan Toledo a las 01:30 horas del viernes, los pescadores de la zona conocieron del naufragio y avisaron a las autoridades municipales. Sin embargo, Martínez Orellana se resistía a salir de Cerro Grande.

La salvadoreña, de 29 años, se quemó las manos y parte del pecho &8220;con la gasolina de la lancha&8221;. En las piernas presentaba escoriaciones porque pasó casi tres días en el agua salada. Por la mañana del viernes, ella no lo sabía, pero no muy lejos de Cerro Grande, en la pesquería de Pueblo Viejo, de San Francisco del Mar, unos pescadores avistaron a las dos primeras víctimas y después a otra más. Tres mujeres ahogadas en el naufragio.

Originaria de Ayutuxtepeque, vecina del cónsul salvadoreño en México, Nelson Cuéllar, en la parte metropolitana de San Salvador, la capital de su país, Martínez Orellana quiere que Migración le dé permiso &8220;para quedarse unos días más&8221; en esta población.

Internada en la clínica local, bajo la rigurosa vigilancia de un agente del Instituto Nacional de Migración (INM) que aseguró cumplir con su deber, la salvadoreña recibió al cónsul de su país.

Soltera, Noemí Estela Martínez Orellana iba a Estados Unidos. El viaje le costaría 50 mil pesos. Pagó únicamente la mitad. La otra parte la liquidaría al llegar a una playa de Oaxaca, según le narró al síndico municipal, Fulvio Toledo Matus.

No fue la única sobreviviente. El sábado los marinos mexicanos hallaron al salvadoreño Walter Alexander Alan, de 23 años de edad, mientras caminaba sin rumbo fijo sobre la playa de Aguachil.

Ambos podrán contar su historia de supervivencia; sin embargo, otros de sus compatriotas, como María Andrea Rivas López, de San Rafael Oriente, San Miguel, y Araceli Gámez, de San Juan Talpa, no podrán hacerlo porque fallecieron en el intento.

Las mujeres fallecidas fueron las primeras víctimas halladas en la pesquería de San Francisco del Mar. Ahí, entre el agua, los pescadores encontraron sus credenciales y pasaportes.

También falleció la peruana Diana Yésica Ángeles, nacida el 18 de junio de 1979.

Para las tres migrantes, el sueño por una vida mejor quedó truncado.

SAN FRANCISCO IXHUATÁN, Oax.&8212; La salvadoreña Noemí Estela Martínez Orellana estuvo 72 horas perdida en la laguna Mar Muerto. Lo primero que le dijo a Juan Toledo, un pescador de Cerro Grande, fue &8220;¡agua!, ¡agua!&8221;.

Era la una y media de la madrugada del viernes. Ella, asida &8220;a unos neumáticos&8221;, sobrevivió en el agua del mar. Por ratos se picaba las manos para ver si aún vivía. Durante su naufragio tuvo miedo de ser devorada por algún animal.

Sentada en la rústica cabaña en la pesquería de Cerro Grande, agradecida le dijo a su salvador Juan Toledo: &8220;A una lancha no me vuelvo a subir en mi vida&8221;. Temblaba por el frío de la torrencial lluvia nocturna.

El pescador la encontró desnuda y gateando en la orilla de la playa de Aguachil. Gritaba y pedía ayuda, narra el pescador; entonces, repuesto de la sorpresa, la subió en su cayuco, después a un caballo y en su casa le ofreció ropa de su esposa y café.

El violento oleaje le arrancó toda la ropa. Así la halló Juan Toledo, quien esa noche había desafiado la lluvia y salió a pescar camarones y algunos peces de las variedades conocidas como liza y bagre.

Ella, en medio de la tarde que se convertía en noche del martes, alcanzó a ver &8220;a cuatro más&8221; que estaban vivos. Sin embargo, después no los volvió a ver. Nunca supo de ellos mientras el oleaje la acercaba a la playa de Aguachil.

Gracias a ella, quien fue encontrada por Juan Toledo a las 01:30 horas del viernes, los pescadores de la zona conocieron del naufragio y avisaron a las autoridades municipales. Sin embargo, Martínez Orellana se resistía a salir de Cerro Grande.

La salvadoreña, de 29 años, se quemó las manos y parte del pecho &8220;con la gasolina de la lancha&8221;. En las piernas presentaba escoriaciones porque pasó casi tres días en el agua salada. Por la mañana del viernes, ella no lo sabía, pero no muy lejos de Cerro Grande, en la pesquería de Pueblo Viejo, de San Francisco del Mar, unos pescadores avistaron a las dos primeras víctimas y después a otra más. Tres mujeres ahogadas en el naufragio.

Originaria de Ayutuxtepeque, vecina del cónsul salvadoreño en México, Nelson Cuéllar, en la parte metropolitana de San Salvador, la capital de su país, Martínez Orellana quiere que Migración le dé permiso &8220;para quedarse unos días más&8221; en esta población.

Internada en la clínica local, bajo la rigurosa vigilancia de un agente del Instituto Nacional de Migración (INM) que aseguró cumplir con su deber, la salvadoreña recibió al cónsul de su país.

Soltera, Noemí Estela Martínez Orellana iba a Estados Unidos. El viaje le costaría 50 mil pesos. Pagó únicamente la mitad. La otra parte la liquidaría al llegar a una playa de Oaxaca, según le narró al síndico municipal, Fulvio Toledo Matus.

No fue la única sobreviviente. El sábado los marinos mexicanos hallaron al salvadoreño Walter Alexander Alan, de 23 años de edad, mientras caminaba sin rumbo fijo sobre la playa de Aguachil.

Ambos podrán contar su historia de supervivencia; sin embargo, otros de sus compatriotas, como María Andrea Rivas López, de San Rafael Oriente, San Miguel, y Araceli Gámez, de San Juan Talpa, no podrán hacerlo porque fallecieron en el intento.

Las mujeres fallecidas fueron las primeras víctimas halladas en la pesquería de San Francisco del Mar. Ahí, entre el agua, los pescadores encontraron sus credenciales y pasaportes.

También falleció la peruana Diana Yésica Ángeles, nacida el 18 de junio de 1979.

Para las tres migrantes, el sueño por una vida mejor quedó truncado.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)