La Otra Orilla. El reportaje de la Milá

"Demuestran que Mauritania les rompe el toldo que los protege del sol y del frío y amachetean la embarcación, lo que merece la investigación y denuncia de CEAR y Amnistía"

Canarias 7, , 14-10-2007

Juan Manuel Pardellas
Las Palmas de Gran Canaria

La serie de reportajes de televisión que presenta Mercedes Milá bajo el epígrafe Diario de… tuvo el acierto de fijarse (con un retraso de 12 años, eso sí) en los africanos que llegan a nuestras islas en barcas, bien frágiles pateras, bien robustos cayucos. Como todo gran espectáculo televisivo, la Milá que domina el medio, va directa, ofrece la cruda realidad y proyecta imágenes en el subconsciente sin necesidad de texto, pero con una clara intencionalidad: son personas, seguirán viniendo y los atendemos. En síntesis, el reportaje de este martes no ofreció muchas novedades para los que explicamos y leemos diariamente desde aquí. Excepto una: la armada mauritana los intercepta, pero no para auxiliarlos, sino para asaltarlos como auténticos piratas ante un botín miserable. A los valientes hombres que se apelotonan en un cayuco durante días en alta mar, Mauritania les roba el dinero, buena parte de la comida y los enseres. El mejor minuto: haber demostrado que les rompen el toldo que los protege del sol y del frío y que incluso amachetean la embarcación con la clara intención de hundirla.

Ese fragmento es una auténtica primicia mundial que merece la investigación y denuncia de CEAR o Amnistía. ¿Cuántos muertos más debemos sumar a la ya triste y enorme cifra de ahogados en el camino?, ¿conoce el presidente mauritano lo que hacen sus militares o es cómplice de este genocidio en alta mar? Más aún, no entiendo por qué desde el Gobierno de Canarias, tan dado a elevar el tono para amedrentar a unos pobres muchachos empujados por sus familias, o desde los distintos congresistas y senadores no se hayan elevado preguntas directas al Gobierno español sobre esta revelación. ¿De verdad nos importa lo que ocurre ahí fuera? Para mi desconsuelo como profesional queda haber visto a la Milá en todos aquellos lugares en los que durante años llevo pidiendo autorización y se me ha denegado. (¿verdad delegado del Gobierno?, ¿verdad Salvamento, Guardia Civil y Cruz Roja?) y la sensación de que se ha hecho tarde, que ahora nos toca vender la buena cara de África.

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