Editorial

UN CRITERIO GENERAL PARA EL VELO

El Mundo, 10-10-2007

El colegio concertado Severo Ochoa de Ceuta decidió ayer readmitir a las dos adolescentes que portan el velo musulmán o hiyab después de que el Ministerio de Educación le conminara a hacerlo. Este caso replica lo ocurrido en Gerona la semana pasada, con la única diferencia de que entonces fue la Generalitat la que ordenó a la escuela cambiar su criterio.


En ambos casos, la reacción del Ejecutivo ha sido tan contradictoria como equívoca. Según la ministra Cabrera, es «innecesario» regular por ley la cuestión como se ha hecho en otros países porque aquí cada caso puntual se resuelve con «la máxima naturalidad» por parte de los responsables de los centros. Resulta un tanto farisaico decir que son los centros los que toman las decisiones cuando desde el Ministerio les «recomienda» un cambio de criterio cuando hay problemas. Si el Gobierno tiene clara cuál es la solución, debería llevarla al Parlamento, tal y como se hizo en Francia, donde se optó por prohibir el uso de los símbolos religiosos con carácter general. De lo contrario, debería dejar de verdad que cada colegio dictamine con libertad las normas en el atuendo de sus alumnos, tal y como ocurre en Gran Bretaña o Suecia.


Hasta ahora, el Gobierno ha eludido establecer una normativa clara y única, pero ha pedido «flexibilidad y tolerancia» a los centros con el argumento de que lo primero es el derecho del menor a la educación. Con ese razonamiento, el Ejecutivo sugiere que cuando los centros imponen unas normas de vestimenta y comportamiento obligatorias a sus alumnos están limitando ese derecho. Precisamente esa filosofía de no poner ningún límite a la libertad de padres y alumnos para elegir su atuendo es la que ha llevado a la localidad italiana de Treviso a admitir el burka en sus escuelas.


Impedir que el velo entre en las aulas tampoco constituye, como argumentó la Generalitat, una «discriminación religiosa». La libertad de religión no consiste en la ostentación de ésta a través de símbolos, y menos cuando la enseñanza pública por definición es laica. En todo caso, la mejor prueba es Turquía que, con más de un 99% de población musulmana, también prohíbe el velo en colegios, universidades y edificios públicos.

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