M. C.

ARRIETA. «Ahí llegó otra patera hace unas semanas». El presidente de Coalición Canaria, José Torres Stinga, señala desde el muelle de Arrieta, en Lanzarote, la playa rocosa que recibió un puñado de inmigrantes recientemente. Torres Stinga, que también es alcalde de Haría, en el interior de la isla, denuncia la «dejadez» del Gobierno de la Nación a la hora de afrontar el problema de la inmigración en Canarias. Los canarios sienten que no se les ayuda lo suficiente, y que desde el Gobierno se está produciendo una dejación de funciones: «El Ejecutivo debe asumir más responsabilidades en asuntos como la tutela de los menores que llegan a nuestras costas y no dejar todo el trabajo a las Comunidades».

En las islas hay «hartazgo» con el problema de la inmigración. La llegada de pateras y cayucos es constante. Sólo en lo que va de año han llegado unas siete mil personas. El malestar entre los ciudadanos va a más.

El presidente de Coalición Canaria reconoce que hay un brote de independentismo en las islas, aunque intenta quitarle importancia y prefiere poner el acento en sus contradicciones: «Se dicen independentistas, pero cuando juega la selección española y marca un gol, gritan como el que más para celebrarlo».

La «miopía» del Gobierno

El primero en dar la voz de alarma ha sido el presidente canario, Paulino Rivero. A su juicio, el riesgo mayor sería que un alcalde o un ayuntamiento se adhiriera a ese movimiento radical, porque entonces ya tendría un altavoz oficial.

Rivero opina que «existe un caldo de cultivo, un rebrote de independentismo como en los años 70», y ve como causa que «Zapatero ha abandonado Canarias a su suerte». Por eso, el presidente del Gobierno autonómico critica «la miopía del Gobierno hacia los problemas de una región ultraperiférica». «Se sabe cómo empieza, pero no cómo acabará», alerta.