Álava frena su envejecimiento con la juventud extranjera, un tercio de ella menor de 29 años

Diario de noticias de Alava, maría baigorri, 07-10-2007

El Ejecutivo autonómico valora que los vascos aún consideran que son personas que “reciben más de lo que dan”

vitoria. El rostro de la población alavesa se vuelve poco a poco más joven gracias a la inmigración latinoamericana y africana, que empuja al territorio hacia un claro rejuvenecimiento. Un 33% de los extranjeros que viven en el territorio tiene entre 15 y 29 años, y casi un 80%, menos de 44. El director del Observatorio Vasco de la Inmigración, Xabier Aierdi, valoró que el nuevo volumen de jóvenes es muy importante, pero añade que “todavía es pronto para afirmar que los nuevos alaveses solucionarán el problema del envejecimiento poblacional”. Con todo, del total de personas que residen en el País Vasco, sólo el 18,6% son jóvenes, por lo que la aportación de los inmigrantes se antoja fundamental.

En este sentido, aclaró que se puede hablar de “un rejuvenecimiento relativo”. El vuelco en la media de edad “pasa necesariamente por que la población autóctona también contribuya a aumentar la natalidad”. Según Aierdi, los alaveses valoran “relativamente poco” la llegada de aire joven para una población que envejece. Aún así, “hacen falta más años para que se produzcan los efectos”.

Álava es el territorio vasco más beneficiado, ya que cuenta con el mayor índice de inmigración y es el que ha registrado un mayor crecimiento de extranjeros en los últimos diez años. Según un estudio del Observatorio Vasco de la Juventud, el 5% de la población alavesa es inmigrante, dos puntos por encima de Gipuzkoa y Bizkaia.

Euskadi se aleja de la media estatal (8,5%) y, según Aierdi, “costará mucho tiempo” que llegue a alcanzar esa cifra. El País Vasco “no es un lugar atractivo para la inmigración, que prefiere comunidades en las que predominen los sectores de la construcción y la agricultura”, explicó.

los africanos prefieren álava La juventud extranjera alavesa procede sobre todo de América del Sur y de África. En el caso de los extranjeros latinoamericanos, las cifras son similares a las registradas en el resto de Euskadi, conformándose como el colectivo más numeroso, con un 36% de toda la población extranjera. Sin embargo, Álava destaca por su amplia población joven africana, que alcanza ya el 31%, 13 puntos por encima de Bizkaia y 15 por encima de Gipuzkoa.

La mayoría de los inmigrantes que llegan a Euskadi prefiere la Llanada Alavesa para vivir, zona que alberga 13.280 extranjeros. De ellos, 4.413 son jóvenes de entre 15 y 29 años. Al igual que los alaveses, la población inmigrante se concentra en las tres comarcas vascas más urbanizadas, que acogen al 72% del total. En los valles alaveses sólo habitan 45 extranjeros jóvenes y en la Montaña Alavesa, 59.

Este reparto desequilibrado es, para Aierdi, “lógico”, ya que residen donde vive la mayoría de la población. “Es normal que los mismos lugares que han sido foco de atracción para los alaveses, lo sean para los extranjeros; son zonas en las que hay más posibilidades, más huecos para ellos”, valoró. Aierdi añadió que esta distribución “sirve para ver cómo somos, para conocernos”.

cómo se ve a los inmigrantes Los años que los alaveses llevan conviviendo con personas de otras culturas todavía no han bastado para que la imagen de la inmigración quede limpia de “estereotipos y creencias”. Además, según Aierdi, estas ideas “no van a variar en poco tiempo”.

Según datos del Observatorio Vasco de Inmigración, uno de cada dos vascos considera que la llegada de inmigrantes afecta negativamente a la seguridad ciudadana y un 60% valora que se benefician excesivamente del sistema de protección social. “Se les ve como personas que se llevan todos los beneficios sociales y se les asocia con la delincuencia”, aseguró Aierdi. Aunque es “básicamente falso”, se les ve como personas que “reciben más de lo que dan”. Estas percepciones están “muy asentadas” en la población.

Aierdi cree que los alaveses dirán adiós a estas actitudes “poco a poco”, ya que es algo que podrá borrarse con muchos años de convivencia. En este sentido, explicó que las personas se olvidan de los prejuicios cuando hablan de personas extranjeras que conocen. “Si se habla en abstracto, se es menos tolerante, pero si se trata de su amigo, su vecino o del camarero que le sirve el café todos los días, la inmigración es buena”, resumió. Por ello, Aierdi aboga por que las campañas sociales se realicen “personalizando”.

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