Más de la mitad de los ciudadanos está en contra del uso del velo en el colegio

El País, EL PAÍS, 07-10-2007

Si el uso del velo por parte de las alumnas musulmanas dependiera de un referéndum, en la Comunidad Valenciana estaría prohibido. El 54,9% de los ciudadanos se manifiesta en contra de esa manifestación cultural y religiosa en las escuelas y el rechazo es prácticamente el mismo entre quienes votan al PP (61,4%) y quienes lo hacen a Esquerra Unida (58,2%). La encuesta del Instituto Opina para EL PAÍS revela, sin embargo, una clara mejora en la visión que se tiene de los extranjeros: siete de cada 10 aceptaría que sus hijos se casasen con un inmigrante, y la mitad está convencida de que benefician a la economía.

Los inmigrantes siguen siendo el problema de la Comunidad Valenciana que más citan los ciudadanos. Pero en un año esa percepción ha caído 8,4 puntos, hasta quedarse en un 27,6%. Ese descenso representa el cambio sociológico más acusado que registra el sondeo, de cuya lectura se desprenden también, sin embargo, algunas advertencias.

Hace 12 meses, el 32,1% creía que los inmigrantes contribuían a mejorar la economía. Un 37,7% pensaba que la perjudicaban. Ahora, el 50,4% opina que su participación es positiva y sólo un 26,8% que resulta negativa.

El 64,4% no cree que ninguno de ellos quite puestos de trabajo a los valencianos, y crece hasta el 82,3% los que han llegado a la conclusión de que se dedican a cubrir los empleos que la población autóctona ha dejado de querer hacer. Y un abrumador 87,7% está a favor de que se les conceda la prestación por desempleo.

¿Cuál es la valoración global que hacen de su llegada al territorio? Casi la mitad (46,8%) responde que resulta “positiva o muy positiva”, mientras que quienes opinan que es “negativa o muy negativa” se reduce a menos de un tercio (30,8%).

En general, la aceptación del fenómeno de la inmigración crece cuanto más se avanza hacia el sur del territorio, aunque Alicante y Valencia a veces se intercambian las posiciones. Castellón tiende a ser siempre la que más prevenciones expresa.

Una de los aspectos más sorprendentes de la encuesta es de carácter matrimonial. El 70% de los ciudadanos aseguraron que estarían de acuerdo en que su hijo o hija se casara con un o una inmigrante (el porcentaje se sitúa en un 59,8% entre el electorado del PP). Y sólo un 17% del total respondió que no quería ni oír hablar del tema.

Esa expresión de tolerancia parece poco consistente, en cambio, con las respuestas relativas a los inmuebles: sólo el 51,7% le alquilaría un piso a un inmigrante, frente a un 35,8% que no lo haría. La proporción se reduce más todavía cuando se pregunta: “¿En qué grado confiaría usted en una persona inmigrante?” El 41,5% contesta que mucho o bastante. Y el 24,6% afirma que se fiaría poco o que no se fiaría.

No existen precedentes en encuestas anteriores del apartado sobre el grado de conocimiento que los valencianos tienen de los extranjeros. Pero en 2007, el 45% de los ciudadanos manifiesta tener “mucha o bastante relación” con ellos. La escuela, uno de los lugares en los que se cruzan las vidas de unos y otros, no resulta perjudicada por la escolarización para el 53,5%. El 35,3% cree que la empeoran.

El estudio contiene también, sin embargo, algunas advertencias. El 65,9% opina que la inmigración favorece “mucho o bastante” el incremento del a delincuencia. Un 84,9% considera que el número de extranjeros es ya “elevado o muy elevado”. Y el 49,9% creen que contribuyen poco o no contribuyen a mejorar “la cultura de la Comunidad Valenciana”.

La mitad de los ciudadanos piensa que empeoran la calidad de la atención sanitaria, pero el 62% se opondría a que los españoles tuvieran preferencia de acceso.

Crece tres puntos el número de quienes confiesan ser racistas (13,2%). Y sube más (6,4 puntos, hasta el 37%) la impresión de que los valencianos lo son.

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