comunidad valenciana

Un centenar de amigos del hombre que se quemó a lo bonzo intentan linchar a su viuda en Rumanía

Sus familiares la acusan de entregar la gasolina a su marido y de no ayudar en la extinción de las llamas

Las Provincias, A. RALLO, 05-10-2007

Sus familiares la acusan de entregar la gasolina a su marido y de no ayudar en la extinción de las llamas El rumano Marian Mirita salió hace cuatro meses de la ciudad de Targoviste con la idea de buscarse una vida mejor. A la misma localidad regresó la noche del miércoles en una caja de madera. Tampoco su repatriación, después de pasar más tiempo del deseable en una cámara frigorífica del Instituto de Medicina Legal de Valencia, trajo paz a su familia y amigos.

Más bien todo lo contrario. Targoviste, la localidad natal de Mirita, se llenó de odio. Los familiares y vecinos están indignados, muy nerviosos y furiosos con Ionela, quien fue la compañera sentimental de la víctima. Según publicaron medios de información locales, la familia acusa a la viuda de instigarle a que se quemara y de posteriormente no hacer nada para apagar las llamas.

Los periódicos locales publican incluso que llegaron a agredir a la viuda. La policía logró evitar un linchamiento y escoltó a la esposa hasta apartarla de la ira de vecinos y familiares.

Centenares de allegados y residentes de la localidad, situada a unos 100 kilómetros al norte de Bucarest, se habían concentrado para recibir el féretro.

Muchos de ellos acudieron a la casa donde reside la madre, después de escoltar el ataúd porque en Rumania es tradición velar el cadáver en el propio hogar de la familia. Allí estará hasta que mañana sea enterrado.

La secuencia de fotografías del día del suceso, el pasado 4 de septiembre, cuando se quemó junto a la subdelegación del Gobierno de Castellón, muestran cómo la mujer se aleja de su esposo con su hija en brazos. Son dos guardias civiles quienes intervienen para apagar el fuego. De hecho, uno de ellos resultó herido en una mano por quemaduras.

El rumano, de 44 años de edad, tomó esta determinación después de ser engañado por un familiar con la promesa de un trabajo y una casa y comprobar que todo era mentira.

La madre de Mirita ya arremetió hace días contra su nuera. La acusaba de ser la culpable de que su hijo se prendiera fuego y además aseguraba que había sido ella la que le había dado la gasolina que utilizó.

No obstante, Ionela y su hija protegieron en una ocasión a Mirita. Tal y como informó LAS PROVINCIAS, el inmigrante rumano ya había intentado suicidarse con anterioridad al pretender lanzarse al vacío desde un puente. Fueron ellas quienes le salvaron.

La actitud de Ionela también causó extrañeza en Valencia. Los primeros días de ingreso de su marido en el Hospital la Fe –tenía el 70% del cuerpo quemado– acudió a verlo a las dependencias. Las visitas fueron luego intermitentes, unos días aparecía por el centro y otros no se sabía nada de ella.

Además, Ionela sufrió una crisis de ansiedad en la Gran Vía Fernando el Católico de Valencia cuando regresaba del hospital al centro de acogida que le había ofrecido Bienestar Social.

Esta circunstancia debió precipitar los acontecimientos porque Ionela y su hija Isabela decidieron regresar a Rumanía de inmediato. Nadie esperaba esa huida repentina.

Mirita murió solo en la Fe tras dos semanas de calvario. Luego fue trasladado al Instituto de Medicina Legal y allí permaneció más de una semana mientras se recogía el dinero para su repatriación. Finalmente fue el Consejo Departamental de Dambovita (la autoridad local) el que pagó los 4.200 euros del traslado del cuerpo.

Los trámites también se ralentizaron en exceso por los problemas para localizar a la viuda en Rumaní. Periódicos de este país aseguraron que había tenido que ingresar en un hospital por sus graves problemas psicológicos.

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