Carlos Lugo Sosvilla *

Invasión por inmigración en guerra de cuarta generación (II)

El Día, , 04-10-2007

LA amenaza que supone la “guerra de cuarta generación” se ha patentizado en las elecciones en países musulmanes con Estado laico, en los que el islamismo militante religioso-político trata de ganar poder para terminar con los gobiernos que no tienen el Corán como ley de leyes constitucional. Desde alguna cueva perdida en los montes entre Afganistán y el Pakistán, las barbas de Ben Laden imponen tanto miedo en el islamismo no radical que hasta Turquía ve amenazadas las reformas de Mustafá Kemal Ataturk, a pesar de que su Ejército se ha erigido en su defensor. En sus pasadas elecciones resultó elegido presidente el ex ministro de Exteriores Abdulall Gül, cuyos antecedentes religiosos islámicos, aunque tibios, preocupan tanto a la sociedad laica como lo celebra la religiosa, por lo que le costó una tercera votación en el Parlamento para alcanzar su elección. Y es que, durante su gobierno, Kemal Ataturk se procuró de occidentalizar la Turquía otomana, de vuelta de pasados imperiales, aboliendo la poligamia y otorgando a la mujer igualdad social y civil con el hombre, e hizo obligatoria hasta la vestimenta europea y la escritura latina. Y para una mayor tranquilidad de que no habrá vuelta al pasado, el jefe de las Fuerzas Armadas advierte contra las “fuerzas del mal” que tratan de socavar al Estado laico y la apetecida integración en la Unión Europea, que la tiene cruda para lograrlo al contar con un 98% de creyentes musulmanes. Argelia y Marruecos, encaminadas hacia el Occidente, deben permanecer bien atentas a la amenaza del islamismo radical, que los fedayines, talibanes y milicias de Al-Qaeda se las gastan crudas con los tibios creyentes, más si cabe que contra idólatras e infieles, habiendo sufrido algún atentado y con serias amenazas de repetirse, incluyendo a las amistades.

Y alguna mención viene a cuento completando lo antedicho, y es decirse que subsisten naciones de la denominada región del Magreb, comprensiva de Túnez, Argelia, Marruecos, Libia y Mauritania, que mantienen fuertes vínculos con España, y de ahí la vista gorda para su inmigración a Canarias, aunque la vinculación también la sostengan con la Europa del Sur, donde la Isla-República de Malta, de la Europa unida, no se anda con chiquitas diciéndole a los inmigrantes “pasen y tomen asiento”. La integración normativa e institucional en el sistema internacional de los países magrebíes se consumó con sus ingresos en las Naciones Unidas, y deseos existen de las partes en que lo hagan en la Europa unida, haciéndose preocupante en Argelia y Marruecos principalmente, por sus mayores avances sociales y políticos, la infiltración de terroristas, que ya ha dejado indelebles huellas. Y para que vean que la cosa va en serio, el anuncio del lugarteniente de Ben Laden “ayatolá” Ayman al Zawiri llama a la “guerra santa” (de cuarta generación), a los pueblos del Magreb que en su tiempo conquistaron España, para la Reconquista de Al-Ándalus, incorporando a la causa a los islamistas radicales del África “blanca y negra” que, por si los “samaritanos” pro-inmigración ilegal islámica no lo saben, se trata de los mismos que recalan por Canarias, la que no se concreta en Andalucía, sino que abarca toda la península Ibérica y la “región canaria (sic)” e, interín, ordena dar comienzo a la matanza de los hijos de españoles y franceses para una previa limpieza étnica y religiosa, al tiempo que amenaza a Ceuta y Melilla y les anuncia que les llegarán sus turnos. A Canarias ni las nombra, por considerarlas “pan comido”.

Una situación de la que tanta alarma está cundiendo en el mundo debe ser investigada en Canarias para aclarar la duda metódica descartiana que, al parecer, anida en alguna mente obtusa, como Sancho Panza hiciera a Don Quijote, de que no eran “churras sino merinas”, pero para los que tengan dos dedos de frente, la cosa está más clara que el agua. ¿O es que los inmigrantes subsaharianos que a diario se reciben son los únicos que no tienen nada que ver con la invasión por inmigración de la guerra de cuarta generación? ¿Es que ni están enterados y hacen la guerra por su cuenta?

Que tomen nota los misericordiosos que ganarán el reino del Cielo guardando un islamista en su armario: el mundo islámico alcanza una cifra de población cercana a los 1.500 millones, de los que unos 800 son pobladores de África y 40 pululan por Europa, mayormente por España. Y el problema que presentan los privilegiados “inmigrantes” que alcanzan el dorado sueño de Europa es que sus descendientes hasta varias generaciones, debidamente nacionalizados y afincados, lejos de europeizarse, se islamizan y vuelven su mirada a la Meca y al Paraíso que les ofrece Mahoma. Se aprecia entre europeos supuestamente cristianos que, por acomplejados resentimientos sociales, más que dirigirse a la Mezquita a rezar las cinco oraciones diarias, cogen camino en pos de las escuelas coránicas o madrazas para, aleccionados en el Corán, seguir a los campamentos de instrucción militar e instruirse en el arte de matar, con inmolación de sus propias vidas para gloria de Allah y Mahoma, su profeta. Dos alemanes y un turco que no quisieron enterarse de las reformas de Ataturk fueron detenidos en Alemania cuando preparaban las voladuras de un aeropuerto y de bases americanas. Y malo sea que en Canarias no se encuentre camuflado algún forofo aspirante a talibán.

  • Primer Premio Internacional de Periodismo Mare Nostrum 2007
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