LA PASADA SEMANA ocurrió en el Aeropuerto Tenerife-Norte la extraña expulsión de un grupo folklórico venezolano, que se desplazó a la isla invitado para actuar en el acostumbrado Festival Sabandeño que organiza en Aguere el conocido grupo de ese nombre con motivo de la Fiesta del Cristo. Y como la ausencia de un grupo extranjero invitado llama la atención, a la gente y, en particular, a los laguneros y a los aficionados a estas cosas típicas, les ha extrañado que la Policía que tiene a su cargo la guardia de fronteras no sólo no haya permitido entrar en España a los componentes del grupo, sino que los haya obligado a tomar de nuevo el avión, para que los llevara a su país en el viaje de vuelta. Tengo entendido que entre las causas que figuran entre los impedimentos a los extranjeros para entrar en nuestro país está el título de los conjuntos que llegan. Como muestren el pasaporte en regla, dicho documento identifica al viajero y, que yo sepa, los súbditos venezolanos tienen permiso para entrar en España, no creo que se trate de la rareza del nombre del grupo, que es “Ensamble Gurrufio” y puede ser sospechoso de constituir una célula terrorista del presidente venezolano Hugo Chávez, porque, además, se alegaron, por parte de la Policía, ciertos incumplimientos burocráticos y, acto seguido, se condujo de nuevo a los folcloristas al avión que los trajo, para que se los llevara. Total, que los miembros de “Ensamble Gurrufio” regresaron a Venezuela sin cantar. Ni siquiera después de ver la Plaza del Cristo. Sólo el Aeropuerto. La verdad es que si un conjunto de gente se llama “Ensamble Gurrufio” es para escamar a cualquier. Todavía si llega a ser “Ensamble Garrufio” cambia la cosa, porque hay, en la denominación, una palabra canaria de algo típico: el “gofio”. De todas formas no es nada amable que, un grupo de la que llamamos nuestra “Octava Isla” se le eche como agua sucia del suelo de la que en algunos países hispanoamericanos llaman “La Madre Patria”, y los expulsen de esa manera. Me recuerda cuando venían de vacaciones a su tierra los canarios-venezolanos y aquí los trataba la Policía al trancazo, lo cual arregló Eligio Hernández, que era delegado del Gobierno en Canarias, y Jesús Márquez, que era cónsul. ¿Volveremos a los viejos y malos tiempos? Que se dejen de guachafitas con el cretino ese de Hugo Chávez en el Gobierno de la Octava Isla, porque puede enviar un comando terrorista de verdad, que la locura da para todo.