La lucha de Saúl causa controversia

El Universal, ARACELI MARTÍNEZ • CORRESPONSAL, 24-09-2007

SAN FRANCISCO.— La participación del niño Saúl Arellano de ocho años en eventos pro inmigrantes como mítines, conferencias de prensa y programas de televisión por todo Estados Unidos durante casi un mes, luego de que su madre, Elvira Arellano, fuera deportada a México causó una controversia nacional que aún persiste.

Incluso el debate ha sacado a flote si los menores deben participar en manifestaciones pro inmigrantes.

Grupos que se oponen a la inmigración indocumentada acusaron a Arellano y a los activistas pro inmigrantes de explotar a Saúl en su búsqueda por una reforma migratoria.

La sorpresa fue que las críticas vinieron también de los propios líderes hispanos como Al Rojas, dirigente del Frente de Mexicanos en el Exterior.

“Ese niño ya sufrió un trauma al haber presenciado cuando su madre era deportada, y no era correcto que su tutora Ema Lozano lo trajera por todo el país en manifestaciones. Creo que eso fue un abuso, en el que se expuso al niño a peligros innecesarios. El niño debió irse con su madre a México inmediatamente y no ser usado como un monito”, aseveró.

Ema Lozano, la madrina de Saúl Arellano, quien se quedó a cargo del menor cuando su madre fue deportada en Los Ángeles, dijo que sus críticos están muy lejos de la verdad. “Saulito quería expresarse y ser la voz de 5 millones de niños ciudadanos cuyos padres están en riesgo de ser deportados”, precisó.

Además, observó que el menor ha llevado una vida muy diferente a la de los demás porque a los cuatro años fue testigo de cómo su madre era deportada por ocho agentes armados en Chicago. Luego por segunda vez, le tocó también ver cómo su madre fue detenida por 15 agentes armados en Los Ángeles y luego deportada.

Lozano hizo ver que incluso niños ciudadanos estadounidenses como Saúl con padres indocumentados se conocen y tienen grupos de apoyo.

José Sandoval, quien fue anfitrión del niño Arellano en San José, California, opinó que menores ciudadanos con padres indocumentados como Saúl, están creando consciencia cívica.

“Los niños siempre han ido a las manifestaciones pro reforma migratoria a apoyar a sus padres. Yo a mis hijos los llevé desde que estaban en el vientre. Y es más peligroso dejar a un niño solo en la casa que llevarlo a una marcha”, expuso.

En San José, el 12 de septiembre, hubo una marcha en la que arriba de mil menores ciudadanos salieron a las calles a pedir que terminen las redadas y la separación de las familias.

Los menores gritaban frases como: “No quiero que me quiten a mis padres”.

“Los niños sólo están defendiendo sus derechos”.

El 17 de julio, 150 menores ciudadanos, hijos de padres indocumentados viajaron a Washington y se entrevistaron con varios congresistas y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para hablarle de la importancia de la reunificación familiar.

Sandoval recuerda que a Pelosi se le rodaron las lágrimas al escuchar el testimonio de algunos menores que viven separados de sus padres debido a que han sido deportados. “Lo más importante es que prometió ayudarnos”, apuntó Sandoval.

Noemí Salas, la madre de Iván, el menor de ocho años que marchó en San José, acompañó a Saúl a una conferencia de prensa a Sacramento y ha viajado a la ciudad de Washington a hablar con los congresistas, explicó que Iván comenzó a enterarse de las marchas por la televisión.

“Él ahora es quien nos pide ir. No lo estamos usando”, aclaró su madre.

Noemí comentó que tanto ella como su esposo Benito viven con el temor constante de ser separados de sus tres hijos (dos de ellos ciudadanos) y ser deportados a través de una redada.

“No sabes en qué momento te van a detener y si vamos a regresar ese día a la casa. Y los niños son testigos de ese temor, por eso es que ellos también quieren salir a las calles y exigir una reforma migratoria, porque viven con el miedo de no saber qué va a pasar con sus padres”.

SAN FRANCISCO.— La participación del niño Saúl Arellano de ocho años en eventos pro inmigrantes como mítines, conferencias de prensa y programas de televisión por todo Estados Unidos durante casi un mes, luego de que su madre, Elvira Arellano, fuera deportada a México causó una controversia nacional que aún persiste.

Incluso el debate ha sacado a flote si los menores deben participar en manifestaciones pro inmigrantes.

Grupos que se oponen a la inmigración indocumentada acusaron a Arellano y a los activistas pro inmigrantes de explotar a Saúl en su búsqueda por una reforma migratoria.

La sorpresa fue que las críticas vinieron también de los propios líderes hispanos como Al Rojas, dirigente del Frente de Mexicanos en el Exterior.

“Ese niño ya sufrió un trauma al haber presenciado cuando su madre era deportada, y no era correcto que su tutora Ema Lozano lo trajera por todo el país en manifestaciones. Creo que eso fue un abuso, en el que se expuso al niño a peligros innecesarios. El niño debió irse con su madre a México inmediatamente y no ser usado como un monito”, aseveró.

Ema Lozano, la madrina de Saúl Arellano, quien se quedó a cargo del menor cuando su madre fue deportada en Los Ángeles, dijo que sus críticos están muy lejos de la verdad. “Saulito quería expresarse y ser la voz de 5 millones de niños ciudadanos cuyos padres están en riesgo de ser deportados”, precisó.

Además, observó que el menor ha llevado una vida muy diferente a la de los demás porque a los cuatro años fue testigo de cómo su madre era deportada por ocho agentes armados en Chicago. Luego por segunda vez, le tocó también ver cómo su madre fue detenida por 15 agentes armados en Los Ángeles y luego deportada.

Lozano hizo ver que incluso niños ciudadanos estadounidenses como Saúl con padres indocumentados se conocen y tienen grupos de apoyo.

José Sandoval, quien fue anfitrión del niño Arellano en San José, California, opinó que menores ciudadanos con padres indocumentados como Saúl, están creando consciencia cívica.

“Los niños siempre han ido a las manifestaciones pro reforma migratoria a apoyar a sus padres. Yo a mis hijos los llevé desde que estaban en el vientre. Y es más peligroso dejar a un niño solo en la casa que llevarlo a una marcha”, expuso.

En San José, el 12 de septiembre, hubo una marcha en la que arriba de mil menores ciudadanos salieron a las calles a pedir que terminen las redadas y la separación de las familias.

Los menores gritaban frases como: “No quiero que me quiten a mis padres”.

“Los niños sólo están defendiendo sus derechos”.

El 17 de julio, 150 menores ciudadanos, hijos de padres indocumentados viajaron a Washington y se entrevistaron con varios congresistas y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para hablarle de la importancia de la reunificación familiar.

Sandoval recuerda que a Pelosi se le rodaron las lágrimas al escuchar el testimonio de algunos menores que viven separados de sus padres debido a que han sido deportados. “Lo más importante es que prometió ayudarnos”, apuntó Sandoval.

Noemí Salas, la madre de Iván, el menor de ocho años que marchó en San José, acompañó a Saúl a una conferencia de prensa a Sacramento y ha viajado a la ciudad de Washington a hablar con los congresistas, explicó que Iván comenzó a enterarse de las marchas por la televisión.

“Él ahora es quien nos pide ir. No lo estamos usando”, aclaró su madre.

Noemí comentó que tanto ella como su esposo Benito viven con el temor constante de ser separados de sus tres hijos (dos de ellos ciudadanos) y ser deportados a través de una redada.

“No sabes en qué momento te van a detener y si vamos a regresar ese día a la casa. Y los niños son testigos de ese temor, por eso es que ellos también quieren salir a las calles y exigir una reforma migratoria, porque viven con el miedo de no saber qué va a pasar con sus padres”.

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