En tráiler o a pie migración no cesa

La Prensa Gráfica, Gonzalo Egremy, 24-09-2007

La paralización del tren que salía del sur de México obliga a los inmigrantes a caminar más o a abordar camiones. Los coyotes han aumentado sus precios.

Con el tren o sin él, el flujo migratorio centroamericano continúa intentando arribar a Estados Unidos utilizando nuevas formas y rutas, coinciden autoridades migratorias, de protección al inmigrante de México y consulares salvadoreñas.

El representante del Instituto Nacional de Migración en Chiapas, Rafael Pretelín, reconoce que por la inoperatividad del tren Chiapas – Mayab a partir del 5 de octubre de 2005 desde Ciudad Hidalgo (Guatemala) hasta Arriaga por los daños ocasionados por el huracán Stan, así como por la quiebra de la empresa ferroviaria a finales de julio pasado, el flujo migratorio dejó de utilizar ese medio de transporte.

Sin embargo, añade, los inmigrantes está utilizando nuevas rutas como el ingreso a México por la Selva del Petén, Guatemala, para continuar por Tenosique, Tabasco, México, o por la zona de los Cuchumatanes, Guatemala para entrar por Mesilla y Comitán, Chiapas para dirigirse hacia Tabasco y Veracruz.

Reportes de la Policía de Chiapas lo confirman y establecen que ante la inoperatividad del tren en la costa, bandas de traficantes de indocumentados enganchan a su carga humana en los tráileres, ocultos bajo compartimientos de madera que simulan carga de frutas.

Los migrantes salvadoreños, Miguel Anzores y Limbert Antonio Zebadúa, entrevistados en las afueras la Casa del Migrante Belén, de Tapachula, señalan: La falta del tren es el argumento de los coyotes para cobrar más por el viaje pa’rriba.

Actualmente el acuerdo del servicio es de unos $7,000 (antes en promedio pagaba cada indocumentado entre $5,000 y $6,000) en tráiler.

Antes si mucho pagabas $20 a los de la pandilla por viajar en el tren; y así te ibas. Yo viajé en 1999 y 2004 de esa manera, relata Zebadúa, de 33 años de edad, originario, dice, de Chalatenango.

Y así como él, a lo largo de la costa de Chiapas, se observa el caminar de cientos de migrantes que a falta del ferrocarril redoblan el paso de día entre kilómetros de lugares solitarios y descansan en las noches bajo los árboles o sobre las frías vías del tren.

Personal de las casas del Migrante en Tecún Umán, Guatemala, en Tapachula y en Arriaga, coinciden en informar que aun cuando el tren dejó de operar en la costa de Chiapas (unos 300 kilómetros) el flujo de indocumentados es normal y el trayecto lo hacen a pie caminando por las vías del ferrocarril o utilizando autobuses de pasajeros en pequeños grupos.

La falta del tren no ha sido impedimento para que los compatriotas (migrantes) continúen viajando por nuevas rutas y formas hacia Estados Unidos, considera el cónsul salvadoreño en Chiapas, Nelson Cuéllar.

Pero, la percepción para el cónsul salvadoreño en Veracruz, Erwin Ortiz, es que al menos en ese estado, el flujo migratorio cuscatleco ha disminuido entre 10% y 15% por el cese de operaciones del tren.

Los migrantes han relatado que el peligro en su integridad física aumenta más al desplazarse a pie que en el tren, más ahora en la temporada de lluvias, amén de que de los ríos que cruzan están caudalosos y por las bandas de asaltantes ubicadas en innumerables lugares enmontados por donde se ven obligados a transitar.

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