Un plan contra 'la migra'

El Universal, JAIME HERNÁNDEZ, 19-09-2007

LOS ÁNGELES .— Por las mañanas, Heriberto Omaña es un jornalero de la construcción que se gana la vida a razón de 12 dólares la hora. Por las tardes, se convierte en un temible agente de la Oficina de Aduanas e Inmigración (ICE por sus siglas en inglés) que se dedica a aterrar a familias de inmigrantes indocumentados en distintos puntos de la ciudad.

“Sólo lo hago con el afán de preparar a nuestra gente para lo peor y para que todos nuestros paisanos entiendan que, bajo la actual campaña de redadas y deportaciones, es necesario que todos tengamos un plan”, asegura Heriberto, un emigrante del Distrito Federal, que es capaz de sacar lo peor de él mismo cuando se caracteriza como agente del ICE.

“Yo no soy así, pero el guión me lo exige. Cuando en la obra llego a la casa y detengo a personas que son honestas y trabajadoras, la verdad siento que estoy cometiendo un acto inhumano, pero así están las cosas”, asegura Heriberto, un “milusos” y un “esquinero” que despliega sus dotes como actor callejero en una pequeña obra de teatro ambulante que tiene como fin aleccionar a los inmigrantes en sus derechos frente a la más agresiva campaña de detenciones y expulsiones desde los años de la Gran Depresión (1929).

“Todos tenemos que conocer nuestros derechos y tener un plan”, insiste Heriberto, un jornalero de anatomía desgarbada y mirada risueña que no pocas veces se ha visto en la necesidad de sortear él mismo los controles de la “migra”.

Tras el fracaso de una reforma migratoria, el ambiente de terror y persecución se ha instalado en el seno de la comunidad inmigrante.

El miedo a las redadas es un sentimiento que comparten millones de indocumentados que muchas veces huyen con nocturnidad para tratar de eludir un proceso de deportación que les apartará de sus sueños y sus familias.

Según las estadísticas del ICE, desde el mes de mayo de 2006, poco más de 23 mil indocumentados —la mayoría de ellos de origen mexicano—, han sido detenidos y deportados bajo la Operación Devolver al Remitente.

Una cifra que contrasta con las de organizaciones defensoras de inmigrantes en Estados Unidos:

“Desde mayo de 2006, los agentes del ICE han deportado a 30 mil inmigrantes indocumentados”, asegura Antonio Berbabé de la Coalición en defensa de los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA).

“Crisis humanitaria”

“Vivimos en medio de una crisis humanitaria que hoy tiene en vilo a millones de familias que todos los días manejan sin licencia o que acuden a trabajar sin saber si acaso ese día regresarán a su hogar”, afirma Antonio Bernabé al asegurar que cada familia de inmigrantes sin papeles en Estados Unidos tiene que tener un plan en caso de ser detenido y deportado a México.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, la comunidad inmigrante se ha convertido en blanco de todas las sospechas y en objetivo de una campaña de odio orquestada desde sectores ultraconservadores y de extrema derecha que se resisten a su legalización.

“Hace poco tuvimos dos muertos en Farmingdale, Nueva York. Dos jornaleros que fueron contratados por unos jóvenes que, en lugar de darles trabajo, les dieron una paliza mortal. Cuando nos ocurren este tipo de cosas, como las palizas, los asesinatos de odio racial o las redadas, es cuando más tenemos que luchar y estar unidos como comunidad inmigrante. “Por eso hemos decidido llevar adelante esta campaña. Para proteger a nuestra gente y a nuestras familias”, aseguró Bernabé.

Como parte de este esfuerzo para conseguir que millones de inmigrantes indocumentados tengan un plan en caso de ser detenidos y deportados, organizaciones como CHIRLA se han dado a la tarea de impulsar la obra de teatro y un documental que ha sido traducido al chino, al coreano y al tagaló filipino para ser distribuido en formato de DVD en los centros de trabajo, en iglesias y en barrios con mayoría inmigrante.

Sin embargo, la ayuda muchas veces llega demasiado tarde para algunos inmigrantes latinos. Como Elvira, una inmigrante de origen hondureño de 52 años, que hoy forma parte de una lista de casi un millón de indocumentados en vías de ser deportados.

“Hoy vi la obra de teatro en el parque. Estaba ahí por casualidad porque no tengo sitio a donde ir. Vengo huyendo de Las Vegas, a donde trabajaba como croupier en un Casino. He perdido mi trabajo porque me han dicho que mis papeles ya no me valen. Y hoy, por no tener un plan, sólo tengo una maleta y ningún sitio donde pasar la noche”, dice Elvira mientras un sacerdote le extiende su mano y le ofrece su iglesia como refugio y plan alternativo para evitar su deportación.

LOS ÁNGELES .— Por las mañanas, Heriberto Omaña es un jornalero de la construcción que se gana la vida a razón de 12 dólares la hora. Por las tardes, se convierte en un temible agente de la Oficina de Aduanas e Inmigración (ICE por sus siglas en inglés) que se dedica a aterrar a familias de inmigrantes indocumentados en distintos puntos de la ciudad.

“Sólo lo hago con el afán de preparar a nuestra gente para lo peor y para que todos nuestros paisanos entiendan que, bajo la actual campaña de redadas y deportaciones, es necesario que todos tengamos un plan”, asegura Heriberto, un emigrante del Distrito Federal, que es capaz de sacar lo peor de él mismo cuando se caracteriza como agente del ICE.

“Yo no soy así, pero el guión me lo exige. Cuando en la obra llego a la casa y detengo a personas que son honestas y trabajadoras, la verdad siento que estoy cometiendo un acto inhumano, pero así están las cosas”, asegura Heriberto, un “milusos” y un “esquinero” que despliega sus dotes como actor callejero en una pequeña obra de teatro ambulante que tiene como fin aleccionar a los inmigrantes en sus derechos frente a la más agresiva campaña de detenciones y expulsiones desde los años de la Gran Depresión (1929).

“Todos tenemos que conocer nuestros derechos y tener un plan”, insiste Heriberto, un jornalero de anatomía desgarbada y mirada risueña que no pocas veces se ha visto en la necesidad de sortear él mismo los controles de la “migra”.

Tras el fracaso de una reforma migratoria, el ambiente de terror y persecución se ha instalado en el seno de la comunidad inmigrante.

El miedo a las redadas es un sentimiento que comparten millones de indocumentados que muchas veces huyen con nocturnidad para tratar de eludir un proceso de deportación que les apartará de sus sueños y sus familias.

Según las estadísticas del ICE, desde el mes de mayo de 2006, poco más de 23 mil indocumentados —la mayoría de ellos de origen mexicano—, han sido detenidos y deportados bajo la Operación Devolver al Remitente.

Una cifra que contrasta con las de organizaciones defensoras de inmigrantes en Estados Unidos:

“Desde mayo de 2006, los agentes del ICE han deportado a 30 mil inmigrantes indocumentados”, asegura Antonio Berbabé de la Coalición en defensa de los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA).

“Crisis humanitaria”

“Vivimos en medio de una crisis humanitaria que hoy tiene en vilo a millones de familias que todos los días manejan sin licencia o que acuden a trabajar sin saber si acaso ese día regresarán a su hogar”, afirma Antonio Bernabé al asegurar que cada familia de inmigrantes sin papeles en Estados Unidos tiene que tener un plan en caso de ser detenido y deportado a México.

Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, la comunidad inmigrante se ha convertido en blanco de todas las sospechas y en objetivo de una campaña de odio orquestada desde sectores ultraconservadores y de extrema derecha que se resisten a su legalización.

“Hace poco tuvimos dos muertos en Farmingdale, Nueva York. Dos jornaleros que fueron contratados por unos jóvenes que, en lugar de darles trabajo, les dieron una paliza mortal. Cuando nos ocurren este tipo de cosas, como las palizas, los asesinatos de odio racial o las redadas, es cuando más tenemos que luchar y estar unidos como comunidad inmigrante. “Por eso hemos decidido llevar adelante esta campaña. Para proteger a nuestra gente y a nuestras familias”, aseguró Bernabé.

Como parte de este esfuerzo para conseguir que millones de inmigrantes indocumentados tengan un plan en caso de ser detenidos y deportados, organizaciones como CHIRLA se han dado a la tarea de impulsar la obra de teatro y un documental que ha sido traducido al chino, al coreano y al tagaló filipino para ser distribuido en formato de DVD en los centros de trabajo, en iglesias y en barrios con mayoría inmigrante.

Sin embargo, la ayuda muchas veces llega demasiado tarde para algunos inmigrantes latinos. Como Elvira, una inmigrante de origen hondureño de 52 años, que hoy forma parte de una lista de casi un millón de indocumentados en vías de ser deportados.

“Hoy vi la obra de teatro en el parque. Estaba ahí por casualidad porque no tengo sitio a donde ir. Vengo huyendo de Las Vegas, a donde trabajaba como croupier en un Casino. He perdido mi trabajo porque me han dicho que mis papeles ya no me valen. Y hoy, por no tener un plan, sólo tengo una maleta y ningún sitio donde pasar la noche”, dice Elvira mientras un sacerdote le extiende su mano y le ofrece su iglesia como refugio y plan alternativo para evitar su deportación.

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