MADRID. La UE dio a conocer ayer el balance de las operaciones de la Agencia europea de control de fronteras (Frontex) en lo que va de año: 2.200 inmigrantes interceptados en aguas del Mediterráneo y las costas del África subsahariana y una disminución del 75 por ciento en las llegadas de irregulares a España. Nada que ver con las avalanchas y el dramatismo que se vivió en el verano de 2006. En la presentación de datos y parabienes no hubo lugar más que para eso, la estadística y las intenciones de futuro.
El comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, Franco Frattini, reconoció que está «muy satisfecho». La operación «Nautilus» la encargada de vigilar el centro del Mediterráneo ha impedido la llegada de 700 «sin papeles»; la «Hera» patrullaje en las costas canarias y africanas ha hecho lo mismo con otros 1.500.
El último, en Senegal
La última intervención se produjo el lunes por la tarde a unas 100 millas de Dakar (Senegal). La patrullera de la Guardia Civil «Río Cabriel», con base en ese puerto, acudió al rescate de un cayuco en el que viajban 124 subsaharianos. La embarcación había sido avistada por el avión italiano que participa en la «Hera». Los inmigrantes habían partido del sur de Senegal o algún punto próximo de Gambia y navegaban rubo a Cabo Verde. Entre ellos viajaban al menos dos menores. Más de la mitad proceden de Guinea Conakry, una veintena son senegaleses y el resto de distintos países africanos: Mauritania, Guinea Bissau y Gambia. Fueron entregados a los gendarmes.
Ayer, en el Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la UE se decidió continuar «a largo plazo» la labor de Frontex el papel de España es clave y participa con ocho buques, dos helicópteros y 46 guardias civiles y policías. Pese al altísimo coste nunca desvelado de estas operaciones, se consideran imprescindibles para frenar los cayucos.
Doce países participan en el dispositivo, aunque algunos sólo sobre el papel. La «caja común» de ofrecimientos suma 116 barcos, 21 aviones, 27 helicópteros y 392 equipos técnicos. Estos medios también son sobre el papel y ni de lejos se aproximan al despliegue real.