GIANFRANCO FINI / Presidente de Alianza Nacional

«El inmigrante clandestino debe ser expulsado»

El Mundo, DANI CORDERO, 19-09-2007

Gianfranco Fini (Bolonia, 1952) le ha dado una vuelta a Alianza Nacional, heredera del Movimiento Social Italiano que surgió de las brasas de la doctrina de Mussolini. Tras ser ministro de Exteriores en el Gabinete de Silvio Berlusconi, ahora aspira a situar a su formación dentro de la gran familia del centroderecha italiano que aglutinará el Partido de la Libertad, e, incluso a liderarlo si Il Cavaliere acaba confirmando que es su heredero. El, de momento, niega que se postule pero sí apunta un claro discurso de derechas. Sobre todo, en lo que respecta a inmigración, cuando critica la debilidad mostrada por los gobiernos de Italia y España.


Pregunta. – ¿Qué es exactamente el Partido de la Libertad?


Respuesta. – Quién sabe (risas). Italia es un sistema político con dos grandes polos. El centro derecha no es un solo partido, sino una gran alianza, y el Partido de la Libertad es una idea de unión de varios partidos de gobierno, partiendo de valores comunes con un único programa.


P. – El proyecto lo impulsa Berlusconi, pero ¿qué papel jugará usted, porque en enero Berlusconi le designó como sucesor?


R. – No, no hay definida ninguna jerarquía del futuro partido. De momento, yo soy el líder de mi partido, Alianza Nacional, y falta por definir la posición política del nuevo partido. Mi prioridad ahora es trabajar por un centro – derecha unido, que supere la situación actual de división.


P. – ¿Qué pasos debe seguir el Partido de la Libertad?


R. – No sabemos la fecha de las próximas elecciones. Y también será importante saber si la ley electoral será proporcional o mayoritaria, que también será un dato muy importante para establecer la organización del partido. El paso más importante es la definición de un proyecto de gobierno, que parta de las cosas que nosotros hicimos cuando éramos Gobierno. Continuidad: Unidad e identidad nacional y federalismo, el rol de Europa en Occidente, de raíces cristianas pero no religioso, liberal con atención a la distribución de la riqueza, seguridad y, claramente, un partido de centro – derecha para formar parte del Partido Popular Europeo.


P. – ¿Le gustaría liderarlo?


R. – Dependerá mucho de las reglas. El padre del partido es Silvio Berlusconi.


P. – ¿Es indispensable la bipolarización política en los Estados miembros de la Unión Europea?


R. – Es necesario simplificar, pero no para tener sólo dos familias. No es unir como en el sistema norteamericano, sino con cuatro o cinco grandes familias.


P. – En ese sentido, ¿qué poderes deben reservarse a los estados miembros de la UE?


R. – El problema de la UE es cómo se garantiza una política común en materias en las que los países quieren tener cierto protagonismo. Por ejemplo, las políticas referentes a la inmigración clandestina y a la integración de inmigrantes deberían tener reglas comunes.


P. – El PSOE decidió su última regularización de inmigrantes en 2005, con resultados no claros, porque se denunció su efecto llamada. ¿Qué puede hacer la UE en ese caso?


R. – Son políticas débiles, pero no hay nada que hacer, es imposible. Tanto el Gobierno de Romano Prodi como el de José Luis Rodríguez Zapatero son gobiernos débiles ante la inmigración. Y son, además, gobiernos demagógicos, porque hablan de solidaridad hacia el inmigrante, pero la solidaridad también es integración social y eso no lo garantizan.


P. – El actual Gobierno italiano ha rebajado la ley de inmigración que llevaba su nombre y que intentó incluso aplicar penas de cárcel a aquellos inmigrantes sin papeles que reincidieran en su intento de entrar en Italia.


R. – En el tema de la inmigración actualmente existen dos discursos. El de solidaridad y el de legalidad. La izquierda subraya mucho la primera palabra y la derecha la legalidad, que quiere decir que el clandestino debe ser expulsado.


P. – ¿Hay crisis en Europa?


R. – Es innegable. Hay una crisis de proyecto. Los votos francés y holandés han frenado este proyecto. La cuestión es saber ahora qué aspectos del tratado pueden asumir esos dos países y partir de nuevo. Yo creo que la crisis sólo se supera con una Europa a dos velocidades en una fase transitoria. Como un mal necesario.

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