Sebastián Oliva, un empresario de la localidad toledana de Quintanar de la Orden, se mostró dispuesto a ofrecer un puesto de trabajo a Marian Mirita.


Oliva, que es de origen argentino, defendió que ante “un desastre familiar de tal magnitud, consecuencia de un acto de desesperación, a uno se le encoge el corazón”. Su intención es ofrecer una contrato a la mujer o la hija del herido, pues reconoció que el grave estado de salud del hombre le impedirá trabajar durante algún tiempo.


El empresario quintanareño señaló que ha hecho “300.000 llamadas al Hospital la Fe de Valencia” y todavía no ha logrado ponerse en contacto con la familia. Oliva reconoce que quizá va a tener dificultad a la hora de contratar a esta familia por la normativa vigente en materia de inmigración.


Nadie de la familia Mirita puede ser contratado actualmente, porque no tienen permiso de trabajo. Sólo podrían obtenerlo si la Subdelegación del Gobierno en Castellón o Valencia (ya que ni siquiera está empadronado en ningún municipio) le concediera la regularización por la figura de motivos humanitarios.