Un sueño inmovilizado

Diario de noticias de Gipuzkoa, boran ionut mihai, 02-09-2007

MADRUGADA del viernes. Boran Ionut Mihai se encontraba adormilado, sin conseguir acomodarse del todo en su asiento. El viaje estaba siendo largo. Casi 72 horas de autobús desde que habían partido desde Craiova, al sur de Rumanía. Ya habían atravesado Hungría, Austria, Italia y Francia, y todavía quedaba un día entero hasta llegar a Málaga. “Acabábamos de pasar la frontera de España, cuando la policía nos paró”, recordaba el joven rumano. Los pasajeros comenzaron a despertarse; la pesadilla, sin embargo, acababa de comenzar. Tras comprobar que existían “deficiencias” en el tacógrafo de los conductores, la Ertzaintza inmovilizó al vehículo.

Este es el origen de la parada forzosa al que se ha visto sometido un grupo de temporeros que viajaban a Badajoz y a Málaga en un autobús fletado por una empresa rumano – portuguesa. “¡Cómo no vamos a estar enfadados! Cada uno hemos pagado 110 euros por el billete para que nos traigan a España, donde vamos a trabajar”, protestaba ayer Boran. Desde que los agentes de la policía autonómica pusieron el cepo al autocar, hacia las 7.00 horas del viernes, una treintena de personas se encuentra retenida en el parking de la estación de servicio de Oiartzun, en la A – 8.

El Servicio Foral de Urgencias les ha suministrado bebidas, comida y mantas para que su estancia en el autobús sea un poco más cómoda. Incluso se ha realojado a cuatro menores y a una madre hasta que el grupo pueda proseguir con su viaje. De los 65 viajeros que viajaban en el autobús, hasta el momento sólo han resistido unos 25 en el improvisado campamento. El resto, los que tenían la posibilidad de pagar otro autobús o alojarse en casa de amigos o familiares, se ha marchado.

Por su parte, el dueño de la empresa que había fletado el autocar, llamada Maxi Bus, se niega a pagar la multa de 14.000 euros interpuesta por la Ertzaintza. Así que la embajada rumana es la única esperanza de estos viajeros en tierra de nadie. “No nos podemos mover, porque no tenemos nada de dinero. No podemos hacer otra cosa que esperar”, explica el joven Boran. A pesar de tener sólo 17 años, se ha erigido como el intérprete del grupo, por su facilidad a la hora de hablar castellano. “Pero sólo me faltan dos meses para cumplir los 18”, subraya.

único recurso

Embajada de Rumanía

El Departamento de Interior confirmó ayer a este periódico que el autobús, de matrícula portuguesa, fue inmovilizado durante la madrugada del viernes en el área de servicio de Oiartzun, en sentido Bilbao, al no tener el taquígrafo en regla. Los dos conductores de la nave se habían excedido en las horas de conducción. Queda descartado que se trate de un caso de tráfico de personas. Así que, hasta que la empresa responsable de este medio de transporte se haga cargo de la multa, el autobús no podrá moverse.

Los dueños de Maxi Bus, sin embargo, se han desentendido del problema negándose a pagar. “Intentaremos contactar con la embajada de Rumanía, a ver si se hacen cargo del problema”, indican desde Interior. La espera de los temporeros rumanos se prolongará al menos hasta el lunes, cuando las puertas del centro diplomático de Rumanía en Madrid vuelvan a abrir sus puertas. Mientras tanto, los Servicios de Emergencias del Gobierno Vasco se responsabilizarán de la situación de los viajeros y se encargarán de coordinar a la asistencia social que reciban.

“Cuando nos pararon, prometieron que que iban a enviar otro autobús”, relata, indignado, el joven portavoz del grupo. Aunque al principio descargaron su enfado sobre los dos chóferes, que ayer se negaron a ofrecer su relato de los hechos, más tarde se dieron cuenta de que “ellos tampoco pueden hacer nada”. “Están como nosotros: tirados y sin dinero”, opina Boran.

Tras haber pasado las primeras 24 horas en su improvisado campamento, el grupo de temporeros intentaba ayer al mediodía matar el rato jugando con un balón o, simplemente, charlando. Padres de familia, jóvenes, niñas, madres e incluso familias enteras. Alguno se mantenía en el interior del vehículo, a pesar del calor. Para esa hora, los termómetros sobrepasaban los 25º C en el aparcamiento del área de servicio de Oiartzun.

Según relata Boran Ionut Mihai, de inquieta mirada y simpática sonrisa, algunos de los pasajeros iban a parar en Almendralejo (Badajoz), mientras que otros se dirigían hasta Antequera (Málaga). “En esta época del año suelen necesitar a gente para trabajar en el campo. Nosotros íbamos a eso. Queremos estar ocupados para ganar dinero”, resume.

resignación

Sin perder la sonrisa

Un total de 65 personas había adquirido los billetes por 110 euros en Rumanía. Los dos socios empresarios, uno de origen portugués y el otro rumano, prometieron llevarles a sus destinos. “Nos han dicho que este autobús, en realidad, sólo está preparado para 52 personas”, añade el portavoz del grupo.

El área de servicio tampoco es el lugar más adecuado para estos improvisados inquilinos. “Todo es demasiado caro para nosotros. Menos mal que nos están trayendo comida y bebida”, se conforma Boran Ionut. Los alimentos que traían algunos de los pasajeros también los están repartiendo.

Con su perenne sonrisa, el joven rumano se resignaba ayer mientras miraba a sus compañeros de este penoso viaje: “Hay desgracias más duras en la vida. No vamos a llorar por esto”. El resto asentía.

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