El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, aseguró ayer que no se arrepiente del proceso de regularización de inmigrantes acometido en 2005 y preguntó a quienes critican ese proceso qué hubieran hecho con los 700.000 inmigrantes que trabajaban entonces en situación irregular en España.

«¿Qué proponían?», se preguntó Caldera, «¿expulsar a los 700.000, llevar a los empresarios a los tribunales o legalizar ese trabajo que, por cierto, correspondía al Gobierno anterior?».

«¿Qué hubieran hecho?, ¿continuar cerrando los ojos y que trabajaran irregularmente? Eso es un delito. ¿Qué hubieran hecho? ¿Hubieran llevado a los empresarios a los tribunales? Que nos lo expliquen», emplazó a los «pocos» que han criticado ese proceso, informa Servimedia.

A su juicio, esta regularización era necesaria en una sociedad «decente y moral como la española». «Recuerdo», concluyó el ministro de Trabajo, «que el proceso de normalización se hizo con las empresas españolas y con sus sindicatos. Fue un acuerdo de diálogo social muy positivo».