Vuelve el caos a las comisarías para tramitar los permisos de residencia y cartas de invitación

El Mundo, R. M. / ANA DEL BARRIO, 30-08-2007

La Policía golpea a varios ciudadanos rumanos que hacían cola en una comisaría madrileña Los agentes, desbordados porque tienen que cursar documentos que antes gestionaban los notarios Colas kilométricas, laberintos burocráticos y alguna que otra carga policial. Las nuevas normas del Ministerio del Interior están provocando de nuevo el caos en las comisarías, totalmente desbordadas de trabajo. Interior ha endurecido los requisitos de las cartas de invitación – necesarias para que un inmigrante o español pueda traer de visita a un familiar extranjero a nuestro país – , que son tramitadas por los policías en lugar de por los notarios, como se venía realizando hasta ahora.


A todo ello hay que sumar la avalancha de peticiones del certificado de ciudadano europeo por parte de rumanos y búlgaros, recién ingresados en la UE. En General Pardiñas, sede de la Oficina de Extranjería de Madrid y que ahora se dedica casi en exclusiva a los trámites de rumanos y búlgaros, el panorama es desolador. La Policía golpeó ayer a varios de los ciudadanos que hacían cola y se habían alterado porque veían que no les daba tiempo a entrar en la comisaría, a pesar de que algunos llevaban 48 horas de espera.


«¿Ve estos cartones en la acera? Muchas personas pasan aquí la noche», dice al recién llegado uno de los uniformados que guardan el orden de la fila que forman cientos de personas y que se extiende a lo largo de las calles aledañas. «Puede ponerse en la cola, pero no creo que hoy llegue a acercarse siquiera a la puerta», añade.


Las reformas legislativas y la coincidencia con las vacaciones veraniegas está convirtiendo los trámites en una auténtica pesadilla. Lo que en el pasado podía solucionarse con un documento ante notario, desde el 11 de junio hay que tramitarlo ante la Policía Nacional, previa presentación de un sinfín de documentos.


«Piden requisitos absurdos, como copias compulsadas de todas y cada una de las páginas del pasaporte de la persona a la que se quiere invitar. Es increíble que exijan estampar hasta las páginas en blanco de un pasaporte. ¿Qué supone un sello en una página vacía?», se queja una ciudadana española en la comisaría madrileña de Hortaleza. De allí ha salido frustrada, tras el enésimo intento de presentar los documentos.


La mujer no podía ocultar su indignación ante lo que denunció como «conducta racista» de uno de los funcionarios. «Estaba quejándome de que es ridículo exigir que haya un sello en cada una de las hojas vacías del pasaporte. Entonces, el policía de la recepción me espetó en muy mal tono: ‘¡Váyase usted a su país!’. ¿Es ésta expresión racista propia de un cuerpo de policía que está al servicio de los ciudadanos?», explica.


La ONG Aesco critica el «caos monumental» de las comisarías, especialmente en Madrid, Valencia y Alicante. «Los policías están desbordados. Les han dado más trabajo, pero no han recibido ninguna formación de cómo elaborar las cartas de invitación. Al final, los inmigrantes no pueden traer a sus familiares legalmente, ni tan siquiera de visita, y se ven obligados a utilizar otras fórmulas», censura el presidente de la ONG, Juan Carlos Rois.


Entre los documentos requeridos para tramitar la carta, además de la fotocopia compulsada del pasaporte, hay que entregar una escritura de compraventa de la vivienda de la persona que invita, un certificado del Registro de la Propiedad, un certificado de empadronamiento, comprometerse a asumir el coste de la estancia del invitado y demostrar «sobradamente» la relación entre el invitante y el invitado.


Después de aportar esta lista interminable de papeles, la carta de invitación no garantiza nada, ya que se han dado muchos casos de personas que, con este documento, han sido devueltas al llegar a Barajas o el Prat.

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