Javier Morillas Profesor de economía aplicada de la universidad san pablo-ceu

"El efecto Caldera ha sido un incentivo para las mafias"

El Día, R. BARRETO, Pto.de la Cruz, 28-08-2007

“El efecto Caldera ha supuesto un incentivo para todas las mafias de la inmigración internacional, en el sentido de que se entra ilegalmente en un país, y en España se ve primado incumplir las leyes con una regularización y eso alienta un efecto de demostración como se dice en economía. El coste de la espera se ve compensado. Tales circunstancias convierten a España en un país frontera de la Unión Europea con las zonas del mundo más atrasadas y subdesarrolladas”. En estos términos se expresa en una entrevista mantenida en exclusiva con EL DÍA Javier Morillas, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, quien se encuentra de vacaciones en el Puerto de la Cruz, y que ha publicado un nuevo libro sobre “Mercado de trabajo e inmigración: los servicios a los hogares en el ámbito del empleo doméstico en la Comunidad de Madrid”, que edita Editorial Universita, con la colaboración de la Consejería de Empleo de la Comunidad de Madrid y el Fondo Social Europeo.

-Acaba de publicar usted un libro sobre la inmigración y el mercado de trabajo, ¿por qué esa atención y, concretamente, en los servicios a los hogares?

-Por un lado, hay que dignificar los servicios a los hogares, que han posibilitado elevar la tasa femenina de empleo en España, y encaminarnos al cumplimiento, en tal sentido, de la Agenda de Lisboa; esos servicios permiten una mayor demanda de actividad en sectores productivos de más valor añadido. Pero, por otro lado, sucede que muchas veces se discute de cosas que al final van a depender del origen de los flujos migratorios que vengan o no vengan a nuestro país. El modelo a seguir, a mi modo de ver, es Irlanda, que no sólo ha superado ya a España en renta per cápita sino que se ha colocado a la cabeza de la Unión Europea (UE) junto a Luxemburgo. Para ello eliminó los periodos transitorios con los países del Este de Europa y se ha llevado a la mejor mano de obra de estos países, que han actuado de revulsivo en su economía por su alta cualificación en segmentos de formación profesional y nuevas tecnologías, entre otras; lo mismo está ocurriendo en Reino Unido y Suecia. Mientras, aquí está llegando una inmigración residual, sin cualificación; la que expulsan de los países del golfo pérsico, la menos formada. Si un gobierno no controla sus fronteras se la controlan sus vecinos; y es lo que ha pasado con el “efecto Caldera”. Pero alguna solución tendrá: de los más de 800 millones de africanos, hasta ahora sólo el 70 por ciento dice querer instalarse entre nosotros. En todo caso, “las mafias internacionales de la inmigración le han cogido los puntos al Gobierno”. Marruecos modula su presión migratoria según sus intereses ante un gobierno al que le exige claudicaciones constantes. Y los otros corruptos gobiernos africanos exigen también su parte del botín, y sus contraprestaciones, por firmar acuerdos que no se cumplen o simular que dificultan en sus costas la industria de la inmigración.

-¿Qué medidas se pueden adoptar para paliar la situación?

-Hay que ir a un acortamiento de los periodos transitorios con los países del Este de Europa, que tarde o temprano van a estar en la Unión Europea, y a una selección en origen de los flujos migratorios, trayendo gente cualificada y en situación legal. No se puede primar el valor de la espera de quien llega incumpliendo la ley, recompensándolos con regularizaciones masivas, aleatorias e indiscriminadas. Eso es una reforma laboral encubierta.

-Usted participó en la implementación del primer plan frustrado de convergencia de la economía española a principios de los 90, ha sido asesor en el Gabinete de la Presidencia del Senado entre 1996 y 1999, luego de las cámaras de Comercio, y hoy es vocal asesor del Observatorio de Empleo en la Comunidad de Madrid, ¿nos puede afectar en Canarias la crisis de las hipotecas de Estados Unidos?

-Ya nos está afectando por la subida de tipos de interés y la menor liquidez o cantidad de dinero en circulación; la morosidad de nuestras hipotecas se ha elevado al 0,7 por ciento. En Canarias, como en el resto de España, vivimos dos fines de ciclo. Por un lado, el agotamiento de los últimos meses de la primera legislatura del gobierno Zapatero. Y por otro, los últimos de la segunda legislatura Bush. Normalmente, las segundas legislaturas en EEUU se caracterizan porque los presidentes se sienten más pendientes de intentar pasar a la posteridad, realizando reformas que dejen al país en la mejor situación económica de las posibles, que de luchar por un puñado más o menos de votos. Pero, al contrario que Reagan o Clinton en sus segundas legislaturas, Bush está ahora emparedado por los condicionamientos de la campaña de Irak, con el mayor nivel de gasto y déficit público de los países de la OCDE, una desaceleración económica y una amenaza a la estabilidad financiera por las hipotecas-basura. Éstas han venido siendo otorgadas aprovechando la bonanza económica precedente. Con escasas garantías y falta de criterios bancarios solventes; con un alto nivel de riesgo, por lo que la situación de volatilidad está servida.

Incertidumbre

-¿Qué puede hacer el Gobierno frente a esa situación?

-Bueno, esa es la segunda parte. Que estamos ante un Gobierno que no nos ha acostumbrado a movernos con certidumbres. Ha habido demasiada imprevisibilidad, y eso desconcierta. Así la desconfianza se está instalando en los agentes económicos y la sociedad civil. Y ello está repercutiendo en la caída del consumo de las familias, por su menor renta disponible. También en los empresarios y emprendedores en general, que han hecho disminuir la formación bruta de capital fijo. Así entre la caída del gasto privado y de la inversión productiva estamos en un proceso de desaceleración económica, que las propias cifras del Gobierno confirman.

-Pero el ministro Solbes mantiene su independencia dentro del Gobierno en cuanto a la gestión del departamento económico.

Bueno, Solbes ha intentado situar el ámbito económico relativamente fuera del alcance del presidente -como le pidió al mantener la vicepresidencia económica siguiendo lo que el profesor Velarde denominó modelo económico Aznar-Rato pero se han sucedido todo tipo de interferencias. No se han mantenido órganos reguladores ni judiciales profesionales ni independientes; no ha habido el fuerte impulso inversor y modernizador en infraestructuras que nuestro país sigue necesitando; se han generado polémicas estériles desde el punto de vista económico sobre el modelo territorial cuestionando la unidad de mercado, y se han potenciado líderes y partiditos regionales, que siempre encuentran base clientelar presta a vivir del presupuesto o de la financiación inmobiliaria.

Un Gobierno poco respetado

-Usted acaba de venir de Washington, ¿hasta qué punto es cierta nuestra caída de prestigio internacional? -Ocupamos el séptimo puesto en los inversiones directas en el extranjero de la OCDE, lo que no está en consonancia ni con nuestra no presencia en el G-8, ni en los organismos internacionales… Por ello, si sólo se notara en Estados Unidos tampoco sería grave, pero ahí tenemos los incumplimientos de los acuerdos y la pérdida del respeto incluso por parte de gobiernos de los países más corruptos del mundo, como los africanos fronterizos con Canarias. En todo caso, el actual es un gobierno poco respetado internacionalmente. Nos hemos ganado fama de país poco serio, de aliado dudoso, de amigo poco fiable. Ahí tenemos el caso de Italia con Prodi. Y qué decir de la recuperación económica que ahora vive Alemania con Merkel, o la que se inicia en Francia con Sarkozy; con un “revival” en sus economías y su sociedad civil y empresarial que ya quisiéramos aquí. Todo amenaza con volver a dejarnos atrás en convergencia real, en renta por habitante, después de los avances de las últimas décadas.

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