Entre el 1 de enero y el 15 de agosto arribaron a las costas españolas 8.000 inmigrantes irregulares. En ese período, el Ministerio del Interior repatrió a 8.500 sin papeles. Es decir: en lo que va de año, el Gobierno ha devuelto a sus países a medio millar de inmigrantes más de los que llegaron a las costas. Esas repatriaciones se efectuaron por vía aérea. La mayoría de los inmigrantes (4.630) fueron trasladados en 123 aviones fletados ex profeso. Otros 3.900 fueron devueltos en vuelos comerciales.

Las últimas repatriaciones se realizaron el pasado martes. Ese día, 409 inmigrantes fueron trasladados a Marruecos y a Senegal. En una nota, Interior explicó ayer que en las expulsiones a Senegal participaron 240 agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP) y de la Comisaría General de Extranjería y Documentación. El Ministerio especificó que “los agentes, que permanecieron alrededor de seis horas custodiando a los inmigrantes – dos vuelos a Senegal de unas tres horas de duración – , iban acompañados por tres médicos y tres ATS y la operación se ha realizado con absoluta normalidad. Esta actuación policial”, añadía la nota, “tiene la consideración de servicio extraordinario”, lo que significa que los agentes percibirán dietas.

Es poco habitual que Interior revele una repatriación, y aún menos que precise a qué país. La principal razón de esta cautela es que los Gobiernos africanos rechazan la publicidad por temor a la reacción de sus opiniones públicas, susceptibles frente a lo que consideran una “venta” de los compatriotas que han apostado sus vidas para llegar a España.

Si Interior rompió ayer su discreción fue porque un día antes el Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el sector, había denunciado las condiciones en que trabajan los agentes encargados de las repatriaciones. En un comunicado Administración miserable, el sindicato había animado, sin éxito, a los policías para que se negasen a cumplir la orden de repatriación a Senegal. Horas antes, el portavoz del SUP, Maximiliano Correal, había amenazado con movilizaciones si los dos agentes que escoltaban al inmigrante nigeriano Osamuyi Aikpitanyi el 9 de junio, cuando murió amordazado y asfixiado en un avión resultan condenados. El sindicato considera que ese fallecimiento pudo tener relación con la falta de medios en las repatriaciones.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció ayer “el esfuerzo importantísimo de los policías” en las repatriaciones, “siempre complicadas y complejas” y aseguró que su departamento trata de “facilitar” su tarea.