Editorial

EDITORIAL: LA TRAGEDIA ACALLA CUALQUIER TRIUNFALISMO EN INMIGRACION

El Mundo, 21-08-2007

La muerte de otros 13 inmigrantes que trataban de arribar ilegalmente a las Islas Canarias en una embarcación que partió del Sáhara es, desde el punto de vista estadístico, trágicamente normal. Sin embargo, los testimonios espeluznantes de los supervivientes de este drama permiten ver más allá de los números y conocer la odisea de quienes deciden arriesgarlo todo para dejar atrás el Tercer Mundo. La barca partió en pésimas condiciones y sin apenas víveres. Los ocupantes vieron cómo iban muriendo sus compañeros de aventura por hambre y sed; entre ellos, dos menores. Fueron arrojando los cadáveres al mar…


Si pese al riesgo fehaciente de sufrir vicisitudes como éstas las mafias siguen encontrando personas dispuestas a pagar grandes sumas de dinero y a jugarse la vida es porque la mayoría tiene claro que quien consigue entrar en España tiene muchas posibilidades de quedarse. Y ésa es la primera responsabilidad del Gobierno: haber alentado la idea, con la regularización masiva, de que España tenía manga ancha en materia de inmigración. Sólo así se explica que el año pasado llegara en cayucos a nuestras costas una avalancha sin precedentes de más de 30.000 inmigrantes. Pero además, se han perdido tres años antes de encontrar una política medianamente eficaz de repatriaciones, que según datos oficiales facilitados por el ministro Caldera, alcanza por primera vez este año el 70% de los que entran ilegalmente. Es cierto también que el sistema europeo de vigilancia de fronteras (Frontex) está funcionando y ha permitido interceptar frente a las costas de partida de las embarcaciones a más de 2.000 subsaharianos en un año. Pero no lo es menos que las mafias trazan nuevas rutas para evitar los controles, que el servicio marítimo de vigilancia no funciona en algunos puertos por falta de personal (como ha quedado en evidencia esta semana en Murcia, donde no había guardias civiles suficientes para sacar a navegar las patrulleras) y que vuelve a incrementarse el número de pateras procedentes de las costas marroquíes, pese a los reiterados esfuerzos de las autoridades españolas.


Por todo ello, parecen exagerados los mensajes triunfalistas que ofrece el Gobierno. Se está en el buen camino después de haber rectificado errores anteriores nunca reconocidos. Pero es pronto para felicitarse por el hecho de que no se alcancen este verano los niveles de emergencia del pasado. La llegada a nuestras costas de 230 inmigrantes en las últimas 24 horas deja claro que aún falta mucho trabajo por hacer. Y sigue quedando la sensación de que los ministros continúan desaparecidos en agosto cuando se producen tragedias como la vivida ahora por la patera procedente del Sáhara, en un Gobierno que ha presumido precisamente de sensibilidad.

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