La juez imputa a los dos policías que custodiaban al nigeriano un delito de homicidio imprudente

El Mundo, G. PEÑALOSA, 21-08-2007

Los dos policías imputados por la muerte de un joven nigeriano de 23 años cuando era deportado a su país declararon ayer ante la juez que se dieron cuenta de que había fallecido cuando se desplomó tras un forcejeo con ellos en pleno vuelo.


Ambos agentes reconocieron que Osamuyi Aikpitanti iba amordazado con una cinta adhesiva que no le tapaba toda la boca y que estaba atado de pies y manos por motivos de seguridad, ya que, según su versión, se mostraba muy agresivo.


Después de una declaración de casi cinco horas, la juez les dejó en libertad y les imputó un delito de homicidio por imprudencia. El letrado de la acusación particular, Pedro Víctor de Bernardo, manifestó su desacuerdo con la magistrada y avanzó que pedirá que la azafata y el personal de vuelo declaren en Elche (Alicante), ya que lo hicieron por exhorto en Madrid.


Los policías prestaron declaración en calidad de imputados y no como testigos después de que la Fiscalía recurriera la decisión de la magistrada de Elche. La fiscal, por su parte, no solicitó el ingreso en prisión.


Los dos agentes de la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid que ayer se sentaron ante la juez eran los encargados de custodiar hasta Lagos al joven tras una orden de expulsión. El avión despegó de Barajas el pasado 9 de junio y tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de El Altet, después de que Aikpitanti muriera en pleno vuelo. Los resultados de la autopsia determinaron que falleció por asfixia.


Fuentes del caso explicaron que, durante su relato de los hechos, los policías indicaron que la víctima consiguió romper las cintas que le ataban las manos, los pies y el tórax. Fue entonces cuando los agentes forcejearon con él para volver a ponérselas y en ese intervalo de tiempo se desplomó y murió.


Los imputados negaron que su actitud tuviera relación con el fallecimiento del joven e insistieron en que si le colocaron una cinta en la boca y le ataron fue para contenerle, dada su agresividad. La víctima tenía 11 antecedentes policiales por varios delitos y opuso una gran resistencia para evitar ser deportado.


A las preguntas de cómo se produjo el fallecimiento, los policías respondieron que lo ignoraban, argumentando que «no son médicos y que, por tanto, no pueden saber el motivo». El abogado de la acusación particular destacó que ambos imputados «se quedaron en blanco» cuando les formularon cuestiones sobre la muerte del joven nigeriano.


Pedro Víctor de Bernardo mostró su disconformidad por la decisión de la juez y consideró que ambos agentes deberían haber sido imputados por un delito de homicidio doloso. Además, criticó el hecho de que los policías «no reconocieran en ningún momento que la cinta adhesiva le cubriera por completo la boca, en contra del propio informe del forense, y las fotografías son claras porque el fallecido tenía restos de pegamento en la perilla».

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