Regresaron a las calles de Los Ángeles las marchas que piden una reforma migratoria y la suspensión de las deportaciones de inmigrantes indocumentados.

Aunque el número de manifestantes no alcanzó ni la décima parte de las iniciativas pasadas, las organizaciones y activistas comunitarios hacen intensos esfuerzos por reactivar la lucha y exigir que el tema regrese a las discusiones en el Congreso.

La presencia en la ciudad de Elvira Arellano, la indocumentada que desde hace un año decidió desafiar una orden de deportación final y se refugio en una iglesia, colocó nuevamente el problema de los indocumentados en primera fila. Decidí salir de mi refugio a poner frente y llevar un mensaje a todos los que se encuentran en mi posición para que no renuncien a la causa, dijo.

Para el connacional Jaime Rojas, la palabra renuncia no existe. Pese a que su hijo Luis Romero fue deportado a El Salvador hace 15 días, ayer marchó por las principales calles de Los Ángeles pidiendo que las discusiones de la reforma se retomen en septiembre y se encuentre una solución rápida para los inmigrantes.

Según el activista cuscatleco Berny Motto, es necesario continuar con la presión y denunciar la persecución de la que están siendo víctimas los indocumentados con las nuevas medidas impuestas por el gobierno federal y local.