La Policía Nacional y la Guardia Civil arrestan a 13 ladrones y hallan decenas de joyas, relojes y electrodomésticos sustraídos Alicante, Castellón y Almería. Estas eran las zonas de actuación de dos bandas de ladrones desarticuladas por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Ambos grupos de delincuentes se dedicaban a los robos con fuerza en viviendas. Los investigadores les imputan más de 80 asaltos.

La mayoría de estos hechos delictivos fueron perpetrados por una banda establecida en Castellón. Se trataba de delincuentes de origen rumano con vínculos familiares que trabajaban de una manera “singular”, según el subinspector de la Policía Nacional Raúl Ayos. Las mujeres se dedicaban a vigilar la calle y los hombres, a entrar en las viviendas.

Los ladrones aprovechaban que muchos de los pisos estaban vacíos, debido a que los moradores se habían ido de vacaciones. Para entrar en las casas empleaban ganzúas, llaves inglesas, palanquetas, destornilladores eléctricos, martillos y otras herramientas.

En el momento de la detención de los sospechosos, el lunes, una de las mujeres que vigilaba la calle llevaba una cizalla escondida en un carrito de bebé, como indicaron fuentes policiales. Para huir tenían preparados dos coches que fueron intervenidos por los agentes cerca del lugar de los arrestos, en la avenida Valencia.

Registro domiciliario

Tras el arresto de los supuestos ladrones, dos hombres y dos mujeres de entre 24 y 32 años, la Policía Nacional practicó un registro en el que halló muchos de los objetos sustraídos por la banda: multitud de relojes, teléfonos móviles y aparatos electrónicos. También les confiscaron herramientas utilizadas para cometer los robos.

Los investigadores creen que 30 de los 70 que les imputan fueron cometidos en la capital castellonense y los otros, en el resto de la provincia. Los cuatro acusados han pasado ya a disposición judicial.

En otra operación policial bautizada como Vulakan, la Guardia Civil ha arrestado a nueve personas, la mayoría de ellas de origen argelino, acusadas de 20 robos perpetrados en viviendas de Alicante y Almería.

El grupo estaba asentado en la zona de la Vega Baja y muchos de sus miembros tenían antecedentes policiales por robos y falsificación de documentos, lo que despertó las sospechas policiales.

El cerebro de la banda operaba desde la costa de Orihuela y, poco a poco, los agentes fueron controlando sus movimientos y los de su gente. Bajo las órdenes del cabecilla, los delincuentes se desplazaban periódicamente, durante cinco o seis días, a los lugares donde cometían los robos. Para ello utilizaban coches de alquiler.

Una vez centraban sus objetivos, habitualmente chalés lujosos en urbanizaciones, estudiaban la zona e irrumpían en las viviendas. Se valían de patas de cabra y herramientas similares para forzar las puertas o las ventanas. Dentro de los domicilios se apoderaban de dinero, joyas, relojes y apartados electrónicos, botines que colocaban lo más rápido posible en el mercado negro.

20 identidades diferentes

La Guardia Civil ha descubierto que durante sus desplazamientos el grupo usaba documentación falsa para evitar su identificación por parte de las Fuerzas de Seguridad. Uno de los miembros de la banda podría haber llegado a emplear hasta 20 identidades diferentes, destacaron fuentes próximas al caso.

En los registros domiciliarios, los agentes se incautaron de numerosas joyas, 3.000 euros en metálico, relojes electrodomésticos y complementos de conocidas marcas.

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