Haré todo lo posible por salvar a los tres mexicanos: Robert Murray, dueño de la mina

El Universal, J. JAIME HERNÁNDEZ • ENVIADO, 09-08-2007

HUNTINGTON, Utah.— Nada más preguntarle sobre el caso de los mexicanos atrapados en su mina, Robert Murray, el dueño de la Murray Energy Corp, decidió apostar por el lenguaje de la diplomacia y la conmiseración.

“Quiero garantizar al gobierno y a los ciudadanos de ese gran país que yo personalmente haré todo lo posible por sacar a esos mineros lo más pronto posible. Y al pueblo de México le digo que lamento mucho esta tragedia que nadie podía haber previsto y que hoy ha llenado de dolor y sufrimiento a las familias de estos mineros”.

Murray está dispuesto a todo por los tres mineros mexicanos. Salvo a desvelar su identidad porque, según asegura, “no quiero que las familias pierdan su derecho a la privacidad”. El misterio que rodea a la identidad de los tres mexicanos, sólo ha dado pie a un torrente de especulaciones que apuntan, sobre todo, a su condición migratoria.

“No voy a dar a conocer sus nombres. Y no voy a responder a las provocaciones de aquellos que insinúan que son inmigrantes ilegales. Porque no lo son. Yo no contrato a indocumentados ilegales…”, dijo Murray.

Arrollado por una tragedia que le ha colocado en el ojo del huracán —con rumores y versiones que hablan de pésimas condiciones laborales, negligencia profesional y explotación de los trabajadores—, Murray decidió tomar el control de la crisis en sus propias manos.

“Como primera medida —dice a EL UNIVERSAL—, he decidido participar yo mismo en las labores de rescate. Y, para ello, he resuelto que me acompañen dos de los familiares de los mineros atrapados. Uno de ellos, de origen centroeuropeo, tiene a su padre atrapado. Y el segundo, de origen mexicano, tiene a su hermano.

“Me haré acompañar de estos dos mineros para que sean ellos mismos los que informen de primera mano a las familias. No quiero que las familias crean que se les está ocultando información”, dice el empresario del carbón, quien se define a sí mismo como el “defensor de los que no tienen voz”. Un defensor que, en opinión de periodistas que cubren esta tragedia, ha decidido precisamente privar de su voz a las familias de las víctimas.

“Es increíble que tenga prácticamente secuestrados a los familiares para que no hablen con nosotros. En un país como Estados Unidos, donde la libertad de expresión es sagrada, es vergonzoso que no nos deje ver a las familias”, aseguró un reportero del Denver Post.

Pero Murray permanece impasible ante las críticas y protestas de los informadores y de las familias —particularmente las mexicanas—, que se quejan de la falta de transparencia y sensibilidad de su empresa.

“Sé —asegura—, que hay versiones de que ha habido molestias porque no les hemos transmitido a las familias de los mineros mexicanos información en español. Por eso, he contratado dos traductores de español y el consulado de México nos ha asistido también en ésta labor. No quiero que las familias pierdan detalle alguno en estos momentos de crisis”, aseguró Murray.

HUNTINGTON, Utah.— Nada más preguntarle sobre el caso de los mexicanos atrapados en su mina, Robert Murray, el dueño de la Murray Energy Corp, decidió apostar por el lenguaje de la diplomacia y la conmiseración.

“Quiero garantizar al gobierno y a los ciudadanos de ese gran país que yo personalmente haré todo lo posible por sacar a esos mineros lo más pronto posible. Y al pueblo de México le digo que lamento mucho esta tragedia que nadie podía haber previsto y que hoy ha llenado de dolor y sufrimiento a las familias de estos mineros”.

Murray está dispuesto a todo por los tres mineros mexicanos. Salvo a desvelar su identidad porque, según asegura, “no quiero que las familias pierdan su derecho a la privacidad”. El misterio que rodea a la identidad de los tres mexicanos, sólo ha dado pie a un torrente de especulaciones que apuntan, sobre todo, a su condición migratoria.

“No voy a dar a conocer sus nombres. Y no voy a responder a las provocaciones de aquellos que insinúan que son inmigrantes ilegales. Porque no lo son. Yo no contrato a indocumentados ilegales…”, dijo Murray.

Arrollado por una tragedia que le ha colocado en el ojo del huracán —con rumores y versiones que hablan de pésimas condiciones laborales, negligencia profesional y explotación de los trabajadores—, Murray decidió tomar el control de la crisis en sus propias manos.

“Como primera medida —dice a EL UNIVERSAL—, he decidido participar yo mismo en las labores de rescate. Y, para ello, he resuelto que me acompañen dos de los familiares de los mineros atrapados. Uno de ellos, de origen centroeuropeo, tiene a su padre atrapado. Y el segundo, de origen mexicano, tiene a su hermano.

“Me haré acompañar de estos dos mineros para que sean ellos mismos los que informen de primera mano a las familias. No quiero que las familias crean que se les está ocultando información”, dice el empresario del carbón, quien se define a sí mismo como el “defensor de los que no tienen voz”. Un defensor que, en opinión de periodistas que cubren esta tragedia, ha decidido precisamente privar de su voz a las familias de las víctimas.

“Es increíble que tenga prácticamente secuestrados a los familiares para que no hablen con nosotros. En un país como Estados Unidos, donde la libertad de expresión es sagrada, es vergonzoso que no nos deje ver a las familias”, aseguró un reportero del Denver Post.

Pero Murray permanece impasible ante las críticas y protestas de los informadores y de las familias —particularmente las mexicanas—, que se quejan de la falta de transparencia y sensibilidad de su empresa.

“Sé —asegura—, que hay versiones de que ha habido molestias porque no les hemos transmitido a las familias de los mineros mexicanos información en español. Por eso, he contratado dos traductores de español y el consulado de México nos ha asistido también en ésta labor. No quiero que las familias pierdan detalle alguno en estos momentos de crisis”, aseguró Murray.

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